Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

RICARDO BIELSHOWSKY y CARLOS MUSSI supuesto monetario debido al mecanismo de asignación de créditos oficiales, en general basada en la tasa de interés del mercado. Al mismo tiempo comienzan a surgir propuestas heterodoxas para la esta biliza– ción de los precios. Además, y tal como en el caso del ajuste externo, el tema de la estabilización involucraba sus efectos en el ingreso y el empleo. Primero, se recono– cía la inflación como consecuencia de un conflicto distributivo agudizado por el ajuste de la economía. Al mismo tiempo, se cuestionaba la capacidad de atacar la inflación mediante acciones fiscales y se enfocaba hacia el impacto de la inflación en el deterioro de los ingresos tributarios, así como en el aumento de los costos financieros del endeudamiento público y en los subsidios al crédito. Y, tercero, crecía en importancia un diagnóstico de los años 70 de María da Conceis:ao Tavares (1998a) acerca del impacto de la «ronda financiera» en el sentido de reducir la eficacia de la política monetaria y sus costos fiscales. Y, como elemento de mayor relevancia, surgía el esfuerzo por analizar la infla– ción brasileña como un fenómeno «inercial», debido a la indexación generalizada de la economía, y «creciente», debido a perturbaciones que inevitablemente la ha– cían elevarse a estratos sucesivos, hasta alcanzar los tres dígitos a inicios de los años 80. En algunos momentos, la teoría inercial fue llamada «neoestructuralista», por excluir a la moneda como causa básica de la inflación y atribuirla a mecanis– mos institucionales. El análisis de la inflación inercial y la formulación de propues– tas para atacarla se concentró en el Departamento de Economía de la pue de Rio de Janeiro, especialmente en los trabajos de Francisco Lopes (1984) sobre el shock heterodoxo y de André Lara Rezende y Pérsio Arida sobre la moneda indexada (1984). Al mismo tiempo, surgieron importantes colaboraciones de Bresser Pereira y Nakano sobre el tema (1984)41. El componente inercial fue enfrentado con las políticas del ingreso de los planes antiinflacionarios aplicados en la década de 1980. El congelamiento de los precios, la fijación del tipo de cambio y la revisión de los contratos y las remuneraciones fueron los mecanismos más utilizados, y se partía de la base de que con la genera– ción de importantes superávit comerciales el tema externo estaba bajo control, y que el problema fiscal no influía en el déficit. El fracaso de esos intentos hizo que entre 1987 y 1994 la economía brasileña se mantuviera en condiciones de hiperinflación. Como consecuencia de lo anterior, en el período se agregaron dos elementos nuevos al debate. Primero, aumentó la impresión de que habría que conjugar polí– ticas de eliminación de la inercia con políticas de control monetario y fiscal; segun– do, frente a la avalancha de demanda real a que daban lugar los diversos planes de estabilización, la excesiva liquidez de la deuda interna se abordó como un proble– ma que era fundamental enfrentar, lo que a su vez reforzaba la discusión sobre el déficit público. Estos aspectos influyeron en el Plan Collor y su fracaso demostró la necesidad de perfeccionar el diagnóstico y las medidas de estabilización. Entre las restricciones que debían superarse se generalizó la idea de que había que enfrentar adecuadamente el endeudamiento externo, argumentándose que la incertidumbre acerca de las corrientes de capitales hacia el país y acerca del 4] Sobre el tema, léase, Paulani, Leda Maria (1997). 5°

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