Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
RICARDO BIELSHOWSKY y CARLOS MUSSI del proceso de acumulación de capital -generación, ubicación y realización de excedentes-o A juicio de los autores, entre los años 1930 y mediados de 1950 el país había pasado por una «industrialización restringida», porque carecía de un sector de bie– nes de producción de alcances mínimamente relevantes. El capitalismo brasileño era «tardío»: al surgir la industria pesada, a partir de la década de 1950, se habían constituido las bases para una dinámica de la acumulación de capital similar a la que tiene lugar en los países capitalistas más desarrollados. Valiéndose de la teoría de los ciclos de Kalecki, María da Concei~ao Tavares afirma que a partir de allí se daban las condiciones para un movimiento cíclico, que la autora consideraba como un modo de funcionamiento propio de las economías capitalistas, cuya dinámica radica en las decisiones empresariales de inversión en sectores oligopolizados. En Brasil, las inversiones se producían, en forma concentrada en el tiempo, muy ante– rior a la demanda corriente, y considerando que pasaban a generar una significati– va producción interna, sus oscilaciones repercutían fuertemente en toda la econo– mía, dando lugar a oscilaciones cíclicas. En el texto de 1974, la autora argumenta que la recesión de los años 1960 habría correspondido a una fase de reversión provocada por la reducción de la demanda de bienes de capital debido al exceso de capacidad productiva. En el texto de 1978, argumenta que un proceso similar se estaría produciendo desde mediados de la década de 1970. La desaceleración que entonces se observaba era mayor, porque las inversiones estatales autónomas se estarían oponiendo a la tendencia cíclica 37 • La segunda fue la tesis de inevitabilidad de la desaceleración por insuficiencia de la capacidad productiva, expuesta por Pedro Malan y Regis BonelJi (1976) en un texto sobre los límites de lo posible. Los autores alertan sobre la necesidad de revi– sar algunas expectativas excesivamente optimistas del PND II para el resto de la década de 1970. En su opinión, el elevado déficit externo de 1974-1975 se habría debido no solo al alza de los precios del petróleo, sino también a la excesiva acele– ración de la economía en los años anteriores, más allá del producto potencial. Esto equivalía a sugerir una motivación básica no conyuntural para el enfriamiento por el lado de la demanda, es decir, una confrontación con el límite superior del produc– to potencial por el lado de la oferta. Paralelamente, el cálculo del PND II sobre las necesidades de sustitución de importaciones a los efectos de obtener divisas sería exagerado, porque tomando en consideración la capacidad de la oferta interna se basaba en ritmos de crecimiento insostenibles. Los autores también se mostraron escépticos respecto de la posibilidad de sustituir bienes de capital, debido a las incertidumbres que podrían comprometer las decisiones del capital extranjero, cuya alternativa de generar ganancias podría estar volviéndose más atractiva. El tercero de los tres criterios a los cuaJes nos referimos corresponde a un con– junto de textos centrados en el tema del debilitamiento del marco macroeconómico. La cuestión de los peligros que acarrea el endeudamiento externo no dejó de obser– varse ni siquiera antes de 1974. Hay textos de economistas críticos de ese período a quienes inquietaban las tendencias de las cuentas de capital, y del «déficit de 37 De acuerdo con Carlos Lcssa (1978), la acción del Estado correspondía a una actitud megalomaníaca del régimen autoritario, para la construcción de un «Brasil potencia».
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=