Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
RICARDO BIELSHOWSKY y CARLOS MUSSI Cuarto, el impulso de aportes como los de Racha y de María de Concei~iio y Serra, dio lugar a que se ampliara el debate sobre la concentración del ingreso desde el tema de la distribución personal a la de distribución «funcional». Cabe señalar que debido a que en Brasil los datos sobre la distribución personal no ponen de manifiesto las variaciones de la distribución entre utilidades retenidas por las empresas, impuestos e ingreso familiar, el fenómeno de la concentración personal es solo parte de una explicación más amplia sobre la cuestión de la distribución. De ahí la importancia del aporte de Racha: lo que en las estadísticas aparecía como concentración personal del ingreso en la cúspide de la estructura distributiva sería tan solo el indicio de una concentración funcional del ingreso, extremadamente perversa, entre remuneraciones y utilidades, ya que las remuneraciones de los ge– rentes son parte del «excedente.» Un quinto elemento del debate era la relación entre crecimiento, distribución del ingreso y ahorro. Todo indica que parecía haber consenso entre gobiernistas y crÍ– ticos de que la contención salarial y la alta rentabilidad estaban acelerando el pro– ceso de acumulación de capital. Al parecer, la diferencia más importante entre las dos áreas era que para un gobiernista típico como Simonsen, la concentración era un sacrificio «natura]" -y válido- en ciertas fases del desarrollo, como aquella por la cual atravesaba Brasil, mientras que para un desarrollista crítico se podía com– patibilizar crecimiento con mejoramiento distributivo, siempre que se modificara la estrategia de desarrollo. Dentro de los límites del presente ensayo, lamentablemente no fue posible reco– rrer toda la literatura de la época, en lo que se refiere a las percepciones acerca de la compatibilidad entre crecimiento acelerado y mejor distribución del ingreso, de– bido a las repercusiones de la distribución en la tasa de ahorro. El estudio más importante de la época sobre el tema fue probablemente la tesis de doctorado de Francisco Lopes (1974), que muestra que para mejorar la distribución en Brasil, hay que modificar la demanda de bienes cuya producción exige menos densidad de capital y, por lo tanto, menores tasas de ahorro e inversión para una misma tasa de crecimiento del producto. La cuestión del ahorro dio origen a divergencias tanto entre gobiernistas como entre los economistas de la corriente crítica. Por el lado de los primeros, como ya se observó, el Plan Estratégico de Desarrollo enfrentó la discordancia de Simonsen al excluir el concurso de capitales externos para financiar las inversiones, con el argu– mento de que para aumentarlas era suficiente el ahorro interno. Por el lado de los «críticos», el análisis de varios economistas, entre ellos Celso Furtado, destacaba las restricciones del ahorro en las economías en desarrollo, es– pecialmente en condiciones de crecimiento acelerado, en que la economía podía confrontar los límites impuestos por su producto potencial. La solución sería una reducción relativa del ingreso y el consumo conspicuo de las minorías, en favor del consumo de masas, que exigiría baja densidad de capital, y de la creación de ahorro para inversión. Para otros, como María da Concei<;iio Tavares y los economistas de Campinas, de la línea keynesiana y kaleckiana, dentro de ciertos límites, incluso en países como Brasilia inversión era creadora de su propio ahorro, y las dificultades para aumentar la inversión se situaban en el plano de la composición y de los mecanis- 44
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