Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

RICARDO BIELSHOWSKY y CARLOS MUSSI que la economía se encontraba en un ciclo de expansión acelerada. La fase también incluyó los primeros pasos del debate sobre los beneficios sociales del proceso de crecimiento, que cristalizaría una profunda divergencia poJítico-ideológica en el área desarrollista. La perspectiva crítica, políticamente contraria a la dictadura, comenzaba a evaluar la política económica del régimen autoritario como la adhe– sión a un capitalismo perverso, inclinado a defender los intereses de las grandes empresas extranjeras y nacionales y de una minoría de brasileños, en perjuicio de los intereses de la población en general, todo ello viabilizado por la represión de las clases trabajadoras del país y la «contención salarial». La segunda fase comprende desde allí hasta mediados de los años 1970 y se caracteriza por el «auge» del desarrollismo gobiernista y la vigencia de la perspec– tiva crítica, a pesar del endurecimiento de la dictadura. Es la fase del llamado «mi– lagro brasileño» -perverso, según la perspectiva de los críticos- con tasas de creci– miento superiores a18% al año y fuerte aceleración de la inversión, en consonancia con el auge cíclico internacional. La naturaleza del crecimiento, su composición de capitales, su financiamiento y demás políticas de soporte, su relación con el control de la inflación y de la balanza de pagos y, sobre todo, sus implicaciones en términos de beneficios sociales y distribución del ingreso constituirían la agenda del debate económico del período. Una vez plenamente instalado el auge expansionista, el tema del «modelo» de crecimiento, especialmente el de sus relaciones con la distribución del ingreso, se transformaría en el gran divisor de aguas entre el pensamiento desarrollista de gobierno y el de oposición. Por un lado, el gobierno exhibía cifras de crecimiento del ingreso y del empleo, argumentando que la expansión traía consigo el mejora– miento de las condiciones de vida de la población. Por otro, los críticos citaban estadísticas que demostraban concentración del ingreso en los años 70, cuando los participantes en el debate brasileño se percatarían gradualmente de que se estaban deteriorando las condiciones para que continuara la expansión acelerada. La tercera fase corresponde a la segunda mitad de la década de 1970, en que la hegemonía del desarrolJismo se mantuvo, pero se tornó más frágil debido a los cuestionamientos ocasionados por la inestabilidad internacional y las dificultades económicas y financieras surgidas tras el colapso del modelo de Bretton Woods y la primera crisis del petróleo. La hegemonía desarrollista se mantendría hasta co– mienzos de la década de 1980, cuando entró en crisis, pero las dificultades macroeconómÍcas internas y los cambios en el escenario ideológico internacional contribuyeron a su debilitamiento, ante crecientes dudas sobre las posibilidades de continuar la estrategia expansionista adoptada y se intensificaron después de la segunda crisis del petróleo y la escalada de los intereses estadounidenses. 3.2. Los gobiernistas La lectura sistemática del pensamiento económico expresada en los textos ofi– ciales de los gobiernos militares y en los artÍculos y libros escritos por los responsa– bles de la dirección de su política económica muestra un profundo compromiso con el proyecto de llevar hasta las últimas consecuencias el proyecto de industrializa-

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