Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
RICARDO BIELSHOWSKY y CARLOS MUSSI lecieron el Estado brasileño y de plena reafirmación del proyecto de industria– lización. Poco a poco quedó en claro que el objetivo del gobierno era llevar el proyecto a sus últimas consecuencias, en términos de montaje de un parque industrial complejo, integrado y moderno. El gobierno autoritario manifestaba su opción por la «modernidad» y valoraba la planificación y la formación de una tecnocracia estatal eficiente. Los principales documentos del inicio del perío– do -el PAEG y el Plan Decenal del gobierno Castello Branco, y el Plan Estratégico del Desarrollo, del gobierno Costa e Silva- corresponden a momentos de una inequívoca consolidación ideológica desarrollista 21 • Los gobiernos de Costa e Silva y de Médici confirmaron desde su inicio la postura inicial de Castello Branco, bajo la dirección de Delfim Netto en el Ministerio de Hacienda y de Helio Beltrao y después de Reís Velloso en el Ministerio de Planificación. lll. Posteriormente, se fortalecería y consolidaría el Estado desarrollista gracias a las reformas tributaria y financiera, a la revisión de las tarifas públicas y al crecimiento acelerado, promotores de fuerte absorción del excedente económi– co por el gobierno. Se crearon centenares de empresas estatales nuevas y las ya existentes aumentaron significativamente su nómina, al igual que las institu– ciones de regulación y de planificación. Los cuadros de tecnoburocracia estatal operacional y conceptualmente dedicada a promover el desarrollo económico se elevaron a varios millares de funcionarios; por su parte, los opositores al régimen militar, a menudo eran personas que realizaban conscientemente las más variadas tareas desarrollistas. IV. En el terreno ideológico, el desarrollismo fue hegemónico durante todo el pe– ríodo, acompañando y subsidiando el fortalecimiento del Estado desarrollista. Pero la corriente de los economistas que condujeron la política económica de los distintos gobiernos autoritarios, o gue estuvieron cercanos a ellos (Octavio Gouveia de Bulhoes, Roberto Campos, Delfin Netto, Mario Henrigue Simonsen, Joao Paulo dos Reís Vellosso, Carlos Langoni, Affonso Pastore, etc.) nunca llegó a dominar aisladamente el escenario intelectual. En el pensamiento eco– nómico del período compartieron la hegemonía, la visión gobiernista y la vi– sión de intelectuales contrarios al régimen militar y a los efectos sociales que, según ellos, tendrían el autoritarismo y el «modelo» de crecimiento adoptado sobre la población en su conjunto. Entre otros, se destacaban en esa postura Celso Furtado, Ignácio Rangel, Maria da Concei~ao Tavares, José Serra, Anto– nio Barros de Castro, Carlos Lessa, Bresser Pereira, Luiz Gonzaga Belluzzo, Joao Manuel Cardoso de Mello, Edmar Bacha, Albert Fishlow, Pedro Malan y Paul Singer. En su mayoría, eran profesores e investigadores de los recién crea– dos centros de postgrado y de instituciones de investigación tales como CEBRAP e IPEA. Este último acogía a una serie de intelectuales que, como técnicos de gobierno, ayudaban a elaborar los planes desarrollistas y, como <intelectuales, discretamente elaboraban análisis críticos al modelo de desarrollo y a las polí– ticas económicas del régimen militar. 21 La creación por Roberto Campos del EPEA, después ¡PEA, se caracterizó precisamente por esas intenciones.
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