Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
CONCLUSIONES Hay fenómenos sociales que han sido poco ponderados o poco considerados en el debate público, pero que probablemente van a ser muy importantes en Jos próxi– mos años, como el fuerte aumento de la participación femenina en el trabajo, los nuevos roles de la mujer, los cambios en los tipos de familia, y el papel que juega el grupo familiar. El nuevo perfil demográfico, con creciente porcentaje de adultos mayores, que implica nuevos gastos y sistemas de transferencias en salud y seguri– dad social. Si bien nuestro tendón de Aquiles es la distribución del ingreso, en que el 10% más rico concentra 34 veces lo que le toca al 10% más pobre, hay una tendencia a la universalización en el acceso a servicios, no solo de salud y educación, sino de electrificación, agua potable y alcantarillado, etc. Pero la universalización de los servicios se acompaña de una segmentación fuerte de la calidad de los mismos, sobre todo en educación, y en alguna medida en salud. En educación, quizás lo más importante es que la cobertura de la enseñanza preprimaria solo alcanza el 30%, y ese 30% se encuentra sobre todo en los segmen– tos más altos, en circunstancias de que la experiencia es muy elocuente respecto del papel fundamental que ella desempeña para los logros en las etapas siguientes. Entre los principales desafíos que se plantearon en términos de política social para Chile, se mencionó que hay que ir realmente haciéndose cargo de una política social basada en el sujeto de derechos. Es decir, una política social orientada al referente normativo de una política social. Cómo ir reduciendo las desigualdades, no solo en ingreso sino también las des– igualdades en la calidad de los servicios y las prestaciones, cómo ir terminando con prácticas discriminarorias por factores adscriptivos, como género, etnia y lugares y estamentos de origen. y todo esto, de alguna manera, nos lleva, o llevó a Clarisa Hardy en el corolario de su exposición, a plantear la necesidad de un pacto. O sea, esto no es solo una cuestión que se decide por secretaría, no es solo cuestión de criterios técnicos, sino de que para avanzar en estas líneas se requiere algún tipo de pacto social o fiscal o un pacto para la cohesión social. La verdad es que no he tenido tiempo para tratar de hacer un cruce entre políti– ca y economía, entre lo social y lo cultural y me limité a tratar de armar en pocos minutos un informe que diera cuenta de algunas de las ideas que aquí se plantearon en dos días.
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