Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
CONCLUSIONES al tema de los poderes fácticos, cuando mencionó que 90% de los empresarios forman parte de una subcultura que no es mayoritaria, que se mueve por una lógica instrumental y que, sobre todo, aporta a una agenda política demandas de privatización de empresas y servicios, pero no mucho más. Creo que Manuel Antonio y Carlos señalaron el sobredimensionamiento del poder del Senado para definir un montón de enclaves, tales como el nombramiento de los jueces, el Consejo Nacional de Televisión, la presidencia del Banco Central, etc. y un Senado con un porcentaje de miembros designados, no elegidos. El hecho, digamos, de que la relación capital/trabajo se ha reestructurado en detrimento del trabajo por un desmantelamiento del poder sindical, la capacidad de negociación frente al trabajo, con una agenda política marcada por los que tienen más voz, etc. y quedaron como en el aire ciertos temas a reflexionar: sistema político, federalismo, presidencialismo, sistema de partidos, cómo incide el dinero en la política, etc. En el debate se aludió a un circuito histórico que existía entre Estado, sistema político y universidades como campo de producción de ideas y de incorporación de ideas a los programas. Hoy en día no está, por una situación crítica que viven las universidades, y pareciera ser que actualmente el papel productor de ideas y de difusor de ideas políticas de la Universidad lo desempeñan agencias, consultoras, medios de comunicación, etc. Y se aludió al ambiguo rol de la Iglesia, que durante los tiempos de dictadura fue el lugar donde se cobijaron las fuerzas políticas demo– cráticas para poder mantenerse vivas y fue el gran bastión en defensa de los dere– chos humanos; pero que esa misma Iglesia, en democracia, se convierte sobre todo en un bastión de conservadurismo moral. De freno a la secularización. Finalmente, en la sesión de la tarde, en relación con lo social, las exposiciones sobre Brasil de Maria Herminia Tavares y de Maria Helena Guimaraes de Castro plantearon cuáles eran los problemas endémicos del sistema de protección social brasileño hasta mediados de los años 80, tales como la centralización, la ineficiencia, la fragmentación y la superposición de roles, el dientelismo, la regresividad, la falta de monitoreo y evaluación. Se marca el hito, nuevamente el antes y el después, en la Constitución del 88, con la ampliación de los derechos, con un énfasis en la seguri– dad social, pero en el sentido amplio, que incluye previsión, salud, asistencia, que fija umbrales para los beneficios sociales, con mayor compromiso por tanto del Estado como de la sociedad, con la financiación del sistema de protección, con esfuerzos por universalizar el acceso, por aumentar el control social sobre la ejecu– ción de políticas, y con un énfasis creciente en programas orientados a los grupos más pobres y vulnerables, en cuyo contexto aparece la referencia clara de las dife– rencias monetarias condicionadas, como parte fuerte de la agenda de hoy. Se habló del paso de «bolsa-escala» o «beca escuela», a «bolsa família» o "beca familia», que beneficia a unos siete millones de familias pobres y cuya cobertura es realmente masiva. También se habló de la creciente importancia de estos progra– mas orientados hacia los más pobres, ya en los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso y con más fuerza todavía en el gobierno del PT. Se señala que luego de quince años el sistema de protección social en Brasil ha pasado por reformas importantes, con expansión de los programas asistenciales. De alguna manera, con toda esta reforma, aunque no sea tan solo a través de ella, hay un impacto claro en la reducción de la pobreza. Primero, una reducción del
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