Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

• Martín Hopenhayn LA IDEA DE HACER UNA ESPECIE DE INFORME sobre la marcha termina siendo un poco como el jazz: uno recoge el leitmotiv en un 10% yel otro 90% se improvisa. Mi idea es destacar un poco las principales ideas que se plantearon en las cuatro sesiones del seminario, de las cuales me perdí el último debate porque justamente tuve que ir a sistematizar este informe. Quizás uno de los puntos centrales del debate sobre economía, de ayer en la mañana, fue cómo se hacía o qué se pensaba de la economía en esta casa, entre otros, precisamente por Celso Furtado, que da nombre a esta saja. Y como se hace sobre todo hoy día, se invocó una palabra que circula poco en el discurso, que es el de la «economía política», desde la cual se ejercitaba la disciplina con perspectiva histórica, con consideración de variabIes de poder, de cultura, de estilos de desarro– llo, con énfasis en el impacto distributivo, etc. En cambio, hoy se señaló que la política económica rara vez se vincula con los juegos de intereses y los conflictos que la animan y se señaló que, por ejemplo, la política cambiaria, y la política monetaria se manejan como si fuesen neutrales respecto de las políticas de desarrollo, como si la macro no tuviera un componente político. También se afirmó que es difícil. Sin embargo, actualmente teorías o estrategias de desarrollo a largo plazo; transformación productiva con equidad, en el caso de la CEPAL; desarrollo económico con igualdad de oportunidades, son lo que más se acerca a un menú donde se amplían la masa productiva y la masa consumidora, con una inserción internacional sistemática, con un Estado exportador, con programas sociales que combinen la superación de la pobreza con formación y expansión del capital humano, de los recursos humanos. En la primera sesión también se señaló que, en una conversación latinoamericana, sería importante poder tipificar mejor las diferencias entre los países, a fin de poder proceder más inductivamente a una propuesta regional. Y en ese marco, ejercitar un diálogo activo, intelectual, entre Brasil y Chile. Un diálogo que existió en algún mo– mento y que fue interrumpido luego por la así llamada ofensiva neoliberal. En el debate de la tarde de ayer, sobre la cultura, se partió también señalando un contraste. Creo que, básicamente, en las cuatro sesiones uno podría encontrar una tipificación en que en gran medida se contrastan el antes y el después, o el antes y el ahora. En el caso de la cultura se partió contrastando la matriz de los intelectuales de los años 60 y 70 con la de los intelectuales de la década de los 80 y 90. Para decirlo

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