Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
DEBATE servicio, siempre que existiera un Estado fuerte capaz de exigir su respeto. En Chile se había generado una instancia de coordinación para establecer a quiénes hay que prestar apoyo para que puedan ejercerlos. En materia de participación, Chile esta– ba muy a la zaga de Brasil y era indispensable mejorar los sistemas de evaluación de los resultados educacionales, que hasta ahora apuntaban más bien a aumentar la competitividad y a medir resultados técnicos en vez de procesos. Una participante se mostró optimista sobre los resultados de la composición política compleja gobernante en Chile, que acarreaba cierta discontinuidad de las políticas debido a la necesidad de negociar la distribución de los cargos. El proble– ma era menor cuando existía una red de técnicos y especialistas que al mantenerse en sus puestos daban cierta estabilidad a la política, ello era muy importante para la continuidad de los programas. Finalmente, subrayó que en el curso del seminario se había hablado de pobreza y de desigualdades como si fueran la misma cosa, en circunstancias que no debían mezclarse. En relación con el tema de la política social propiamente tal, se dijo que si bien la experiencia de un Estado unitario como Chile era distinta de aquella de países federales como Brasil, cuando se trataba de políticas universales la descentraliza– ción contribuía a generar mayores desigualdades, y era discutible que mejorara los resultados. Habría que estudiar formas de delegar y desconcentrar el poder y ello no dependía de las políticas sociales, ya que se trataba de un debate político a nivel nacional. Aunque la política social termine por centrarse en la asistencia o en resol– ver el desempleo, se articulaba con las políticas económicas, uno de cuyos objetivos era generar empleo. En lo tocante a la violencia, que no se limitaba a la escuela sino que se daba también en las familias y en la sociedad en general, se subrayó que el problema no podría resolverse mientras no hubiera un elemento de cohesión social. Debía confiarse en que se podría construir la sociedad trasladando el eje desde los sujetos de necesidad a los sujetos de derecho. Pese a que en Chile se había dado un caso emblemático de movilización ciudadana, veía difícil avanzar a una articula– ción colectiva que conduzca a una democracia más directa y participativa.
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