Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

DEBATE DEL ÁMBITO SOCIAL PARA INICIAR EL DEBATE, EL MODERADOR, señor Claudio Fuentes, se refirió a dos temas que habían sido objeto de atención en el curso de la reunión. Uno era el papel del Estado en las políticas públicas de orden social, en las cuales se destacaban cuatro posiciones contrapuestas, a saber, universalización y focalización; centrali– zación y descentralización; transferencia directa y transferencia indirecta y final– mente, cantidad y calidad. El segundo era el ámbito de acción de los actores no estatales y se vinculaba con lo señalado por varios participantes respecto de la democratización, la participación social en el proceso político y el control de la política pública. A su juicio, en materia social faltaría un pacto entre empresarios, trabajadores y el Estado, de ahí que fuera interesante discutir qué había sucedido con actores sociales como los sindicatos y las agrupaciones profesionales. En cuanto al desarrollo de políticas sociales, la descentralización aparecía como requisito para una mayor eficiencia y para lograr que el Estado llegue a la ciudada– nía. Cabía preguntarse cómo había reaccionado el mundo privado ante la política social del Estado, ya que actualmente los enfoques que debían prevalecer en los temas de la previsión, la educación y la salud eran motivo de controversia. A continuación, una participante dijo que sus estudios sobre el empleo en Brasil, realizados en los años 90, indicaban que el patrón tecnológico se había desplazado desde el paradigma metalmecánico al paradigma de la tecnología de la informa– ción, y ello había modificado profundamente los problemas del empleo. En los años 60 el desempleo llegó a 50% y en la década de 1980 bajó a 25%. Sin embargo, comparado con el decenio anterior, el crecimiento perdió dinamismo y el desem– pleo abierto aumentó levemente. Por su parte, en ese período el subempleo conti– nuó situándose en 25% debido a la caída sostenida del subempleo rural, aunque el subempleo urbano se duplicó. A partir de 1990 se observó un incremento del des– empleo abierto a consecuencia del impacto de las tecnologías de la información. Por lo general, cuando el cambio de patrón tecnológico da lugar a desempleo, se trata de contrarrestarlo buscando medios de supervivencia alternativos, y ello se tornaba difícil con la llegada de tecnologías nuevas. La experiencia indicaba que, en definitiva, las políticas sociales y asistenciales no resuelven los problemas y era preciso aplicar políticas llamadas de transformación del atraso, que no son otra cosa que políticas activas de ocupación. Respecto de las políticas educativas, hizo hincapié en que los estudios de la CEPAL muestran que para que una persona pueda salir de la pobreza se necesitan doce años de escolaridad y en Brasil esta era de ocho años. En cuanto a la calidad de la educación en Brasil y Chile, estudios de la OCDE revelan que ninguno de los dos países tiene competencias y habilidades para manejarse en un mundo desarro– llado, por lo que era preciso determinar cuál era el valor de los programas llamados educativos, que no siempre lo son. El problema no radicaba en el ingreso al sistema educativo sino en la permanencia en él, puesto que la necesidad de trabajar no era 279

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