Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

PROMESAS y DESAFíos DE LA EVOLUCiÓN DE LAS POLÍTICAS SOCIALES el sector vivienda se establecen paulatinamente normas más exigentes de calidad de la vivienda y del entorno, y se crea un sistema de concursabilidad participativa para las soluciones colectivas o comunitarias de los más pobres, a partir de la experien– cia del Programa Chile Barrio, establecido en 1998 para dar solución a las más de cien mil familias que a esa fecha vivían en campamentos. Lo fundamental es que de una política social orientada a aumentar coberturas, es decir, cuyo objetivo es el acceso universal, se evoluciona hacia una política focal izada que busca alcanzar un objetivo preciso con cada persona o grupo fami– liar, evaluando su condición particular y específicamente su capacidad de resolver sus necesidades autónomamente o, como se denomina, su condición de vulnerabili– dad. La política social pasa de una política de cobertura universal a una política de respuestas específicas, que incluyen como base el acceso universal ya alcanzado (Palma, 2004). En esta perspectiva se sitúa el Sistema de Protección Social Chile Solidario. Este sistema establece derechos y un procedimiento para que las familias calificadas como indigentes de acuerdo con los instrumentos de caracterización social del país puedan ejercerlos. Al reglamentar el acceso a los servicios sociales y la forma de hacer efectivos los derechos de las familias, independiente de sus niveles de ingre– sos, en la práctica se está consiguiendo extenderlos a quienes resultaban más vulne– rados. Para comunicar, apoyar y motivar el ejercicio de los derechos, el Sistema Chile Solidario trabaja con los municipios por medio de una extensa red de monitores sociales o cívicos (Programa Puente) que se encargan de acompañar a las familias en el proceso de toma de conciencia de sus derechos y de verificar el cumplimiento de los compromisos que el Estado adquiere y que las familias establecen. En este proceso los estímulos o incentivos no han estado ajenos, ya que las familias partici– pantes, junto con asumir compromisos reciben aportes en diferentes áreas de la acción social, incluido un bono monetario que va disminuyendo en el tiempo a medida que se van incorporando a las redes sociales y van cumpliendo con las normas establecidas para todos en materia de controles de salud o incorporación a los procesos educacionales. El sistema, al contemplar una serie de beneficios y servicios a las familias que viven bajo la línea de indigencia, y por sus características (abordar a las familias en sus domicilios, entregando apoyo psicosocial y económico, e incorporándolas a la atención de los servicios públicos en las más variadas áreas), abarca prácticamente toda la estructura del Estado. Así, en la concepción del sistema Chile Solidario hay no solo una idea de cómo debe ser la autoridad social, sino también un enfoque de las políticas sociales y del diagnóstico del estado de la situación social en el país. En estas definiciones también ha jugado un rol importante el sistema de Paneles, desarrollado en las ciencias sociales y aplicado en particular al seguimiento de los efectos de las políticas a fines de los años 90 (MIDEPLAN, 2002). Este estudio, de seguimiento de familias consideradas en la muestra de la CASEN 1996 Y reencuestadas en 2001, buscó dilucidar sí las familias que se encontraban en situación de pobreza y extrema pobreza eran las mismas, y si no lo eran, descubrir las acciones o causas de su cambio de situación socioeconómica. Las conclusiones fueron bastante cate– góricas al señalar que, en general, las familias no eran las mismas y que son tres las causas principales de regresión o progreso de las condiciones sociales:

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