Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

PROMESAS y DESAFÍOS DE LA EVOLUCIÓN DE LAS POLÍTICAS SOCIALES EN CHILE .Andrés Palma lrarrázaval SITUACIÓN SOCIAL DE CHILE EN PERSPECTIVA DE DESARROLLO CHILE TIENE UNA LARGA HISTORIA EN MATERIA de políticas sociales y su desarrollo por el Estado. Este ha sido un actor fundamental en el desarrollo de la cultura y de la identidad del país, un Estado central y centralizador, políticamente estable den– tro de los márgenes de nuestro continente. Desde el Estado, en tiempos de la Colo– nia, por la permanente lucha por la ocupación del territorio que obligaba a estruc– turar la sociedad con presencia de fuerzas militares, y desde los comienzos de la República, con el modelo presidencialista autoritario que establecía la Constitu– ción de 1833 y con la permanencia de una estructura militar debido a la lucha por el dominio y ocupación del territorio (Portales, 2004), se estableció un modelo cultural que luego fue asumido por las políticas sociales, cuando ellas fueron to– mando forma. Las políticas de instrucción primaria y de servicio militar, principalmente, fue– ron las formas privilegiadas de socialización del Estado nacional, centralista y cen– tralizador, que buscó modelar un tipo de ciudadano acorde a un modelo cultural profundamente autoritario, que persiste hasta hoy. Pero ese modelo cultural y de comportamiento ciudadano tiene también un componente legalista que, aunque también ha desarrollado una de las características principales del ser chileno: «el cinismo», permitió el desarrollo temprano de formas de capital social que posibili– taron el éxito de las políticas de desarrollo, cosa que no sucedió en otros lugares (Olavarría, 2005). El Estado actuó tempranamente en la creación de mecanismos de socialización cultural debido a la estructura conflictual del desarrollo del territorio, pero tam– bién por considerar una forma práctica de asentar un modelo de administración. Este modelo fue útil al momento de desarrollar algunas de las políticas sociales más trascendentales. Aun cuando a comienzos del siglo pasado se establecieron normas sobre la pre– visión y el trabajo, se otorgaron derechos ciudadanos a los varones y se amplió el concepto de la educación obligatoria, no fue hasta mediados del siglo que el desa– rrollo de las políticas sociales puede entenderse cabalmente como tal. El derecho a voto de las mujeres, a fines de los años 40; la ampliación de la instrucción primaria obligatoria a seis años y la creación del Servicio Nacional de Salud (1952), fueron dando forma a una estructura de la política social, y a cierta forma de provisión del bienestar por parte del Estado, que caracterizará todo el

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