Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
MARIA HELENA GUIMARAES DE CASTRO una gran innovación. En Brasil no se acostumbraba evaluar los servicios prestados a la sociedad. Al instaurar la evaluación como uno de los pilares de la gestión se conquista un instrumento gerencial que ha sido de enorme relevancia para confir– mar buenos resultados, corregir eventuales desvíos de ruta y mejorar los servicios. La evaluación constituye una orientación estratégica, como debería ocurrir en la administración pública a todo nivel. Asimismo, la participación social registra un aumento, tanto por la institucio– nalización de los consejos locales, como por la vinculación de consejos locales a la ejecución de los programas, especialmente descentralizados, con el objetivo de esti– mular la participación y el control social de los beneficiarios y de la comunidad (Draibe, 2003). En el sector de la salud se destacan medidas orientadas a superar el proceso discontinuo de descentralización e implementación del Sistema Único de Salud (SUS). En 1993, el Ministerio de la Salud dictó la Norma Operacional Básica (NOB 1193), que introduce, de forma pactada con los estados y municipios, nuevos mecanismos operacionales y criterios de traspaso automático de recursos federales a fin deim– pulsar la implementación del SUS de acuerdo con los principios establecidos en la Constitución de 1988. Posteriormente, en 1996, el Ministerio de la Salud adoptó la NOB 1196 que, al intensificar el proceso iniciado en 1993, establece otras modalida– des de descentralización de competencias y responsabilidades para estados y muni– cipios (Fagnani, 1999). Otra innovación del período fue la introducción del Piso de Atención Básica (PAB), que asegura la transferencia de forma regular y automática de recursos a los municipios que adhieran a las formas de gestión previstas en la NOB 1/96. Por fin, se destaca la adopción, en el ámbito del SUS, de un nuevo modelo asistencial, mediante el Programa de Salud de la Familia (PSF) y el Programa de Agentes Comunitarios de Salud (PAeS). En el área de la asistencia social se destaca, en 1993, la promulgación de la Ley Orgánica de Asistencia y Desarrollo Social (LOAS), que tuvo importancia decisiva para la descentralización de la política nacional de asistencia social de acuerdo con los moldes definidos por la Constitución de 1998. A partir de 1995 se dieron pasos adicionales con miras a implementar la LOAS. Una de las primeras medidas adopta– das fue eliminar las estructuras burocráticas tradicionales, como el Ministerio del Bienestar Social y la Legión Brasileña de Asistencia (LBA). En su lugar, se creó la Secretaría de Asistencia Social (SAS), vinculada al Ministerio de Previsión y Asisten– cia Social (MPAS)J. Otro avance relevante fue la reforma del sistema de beneficios, mediante la implantación del Beneficio de Prestación Continuada (BPC). Este se empezó a otorgar en enero de 1996, y consiste en la transferencia mensual de un salario mínimo a los ancianos a partir de los 67 años de edad, así como a las perso– nas discapacitadas que no pueden trabajar y tener una vida independiente (con ingresos familiares per capita inferiores a 1;4 de salario mínimo). La asistencia social se fue descentralizando gradualmente y los niveles federal, En 1999, la asistencia social es desvinculada del MPAS y transformada en Secretaría Nacional de Asistencia Social, que posteriormente es transformada en Ministerio de Asistencia Social (MAS). Finalmente, en 2004, pasa a ser el Ministerio de Desarrollo Social (MDS), que también reúne las competencias del antiguo Ministerio Extraordinario de Seguridad Alimentar la lucha contra el Hambre (MESA) y de la Secretaría Ejecutiva del Programa Bolsa-Familia.
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