Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

POLÍTICA SOCIAL EN BRASIL: CONTINUIDADES Y CAMBIOS realizada por los servicios médicos asociados a los Institutos de Jubilaciones y Pen– siones (IAP). Esta estructura, aunque inicialmente tuvo el predominio del subsector de salud pública, se volcó cada vez más a la dimensión de la previsión social, con graves implicaciones para el destino de la política, retardando la formación de un sistema nacional de salud en el país. También reforzó el plan de la medicina curati– va, en detrimento de la medicina preventiva y primaria. Fue de tal orden la inver– sión del gasto en salud pública, que en 1950 asignaba un 13% a medicina curativa y un 87% a medicina preventiva, y hacia fines de los años 80 el gasto se distribuiría en 78% y 22%, respectivamente (Castro, Draibe y Azeredo, 1991). Desde el punto de vista de la organización institucional y de las relaciones entre el sector público y el privado, dos características marcaron la política de atención a la salud hasta los años 80. Por un lado, la hipercentralización de los recursos y del poder decisorio en la estructura del INAMPS y del Ministerio de Previsión y Asisten– cia Social, lo que relegaba al segundo plan tanto al propio Ministerio de la Salud como a las secretarías estaduales y municipales encargadas de acciones en esta área (Castro, Draibe y Azeredo, 1991). En lo que se refiere a la política educacional, se destaca el gran énfasis que se dio, desde la creación del Ministerio de la Educación en 1930, a la construcción de un sistema público y de calidad. Sin embargo, este objetivo se logró a costa de no universalizar la educación básica. En plena década de los 60, cerca del 40% de los niños de 7 a 14 años estaba fuera de la escuela, y la tasa de analfabetismo equipa– raba esta cifra. Entre fines de los años 60 e inicio de los 70, la reforma educacional amplía la escolaridad básica obligatoria de 4 a 8 años, y acentúa contenidos profesionalizantes en los programas de la enseñanza secundaria. Reformas posteriores volvieron a reducir tales contenidos, sin que hubiera una clara opción por un modelo de rela– ción entre formación y el mundo del trabajo. La expansión y diversificación del sistema también ocurrió en detrimento de la calidad de la educación básica, con clara prioridad a la enseñanza superior pública. Los PROGRAMAS SOCIALES BRASILEÑOS Y EL PRIMER CICLO DE REFORMAS (1980-1990) SOLO A PARTIR DE MEDIADOS DE LOS AÑOS 80 las políticas sociales en Brasil pasa– ron a integrar la agenda reformista nacional, con la doble clave de democratización y mejora de su eficacia y efectividad. Por un lado, el inicio del proceso de transición hacia fines de los años 70 impone el tema de la democratización del sistema. Sus reglas de inclusión/exclusión, los privilegios y desigualdades que abriga, así como los modos hipercentralizados de organización, gestión y decisión se pusieron en jaque. Por otro, el sistema pasó a ser cuestionado por las inestabilidades y fragilidades de su patrón de financiación, muy sensible a los ciclos y oscilaciones de la economía, al volumen de empleo, a los salarios y a la masa salarial. La recesión económica de comienzos de la década agrava tal condición estructural y abre espacio a formas alternativas de financia– ción (Castro, Draibe y Azeredo, 1991). 255

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