Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

MARIA HELENA GUIMARAES DE CASTRO Por fin, pero no menos importante, el profundo proceso de reestructuración de la economía brasileña -modernización tecnológica y gerencial, apertura comercial, competencia más dura, retirada del Estado, etc.- ya afecta, y en el futuro afectará de forma todavía más profunda, a nuevos segmentos ocupacionales y sociales, so– bre todo los más directamente vinculados al patrón de crecimiento anterior. Las modificaciones estructurales de la economía produjeron y siguen produciendo un impacto negativo en la expansión del empleo para significativos segmentos de la población brasileña. De todos estos procesos y de su combinación resulta una estructura compleja y diferenciada de exclusiones y vulnerabilidades sociales que deben ser enfrentadas por una gama igualmente diferenciada de políticas públicas y de gobierno. POLíTICA SOCIAL DE LOS AÑOS 60 EL PATRÓN DE CRECIMIENTO DE INDUSTRIALIZACIÓN protegida, aplicado por el Estado a partir de la sustitución de importaciones, también dejó como legado un complejo sistema de protección social. Efectivamente, entre los años 30 y fines de los años 70, Brasil logró construir un amplio sistema de políticas sociales, institucionalmente robusto, con algunos resultados no despreciables, que puede incluirse dentro del concepto de Estado de Bienestar Social. Sin embargo, a pesar del esfuerzo financiero del Estado, de la progresiva incor– poración de nuevos grupos sociales, de la extensión de beneficios y de la tendencia a la universalización en algunas áreas de intervención sectorial, la política social brasileña hasta fines de los años 70 no correspondió a las necesidades sociales de la población. Sus programas, incluso los más universales, poco contribuyeron a redu– cir las acentuadas desigualdades que marcaron la sociedad brasileña; tuvieron efec– tos poco significativos en la relación de los bolsones de pobreza y se basaron en una grave disociación entre los procesos de expansión cuantitativa y la mejora de la calidad de los bienes y servicios prestados. Entre las principales características es– tructurales y dinámicas del sistema de políticas sociales en ese periodo se destacan las siguientes: • Excesiva centralización de los recursos y de la capacidad administrativa en el Gobierno Federal; • Fragmentación y superposición de políticas y programas sociales; • Ineficiencia del gasto social; • Clientelismo en la distribución de recursos y beneficios; • Regresión del gasto público; • Ausencia casi total de evaluación de los programas; y • Peso no proporcional de los intereses burocráticos, corporativos y privados en las definiciones en la dinámica de financiación de la máquina social del Estado. Desde la creación del Ministerio de Educación y Salud en 1930, el sistema de salud se organizaba básicamente a partir de dos estructuras: una pública, desarro– llada por el ministerio a través de campañas nacionales, y otra de seguro de salud,

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