Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

PmjnCAs SOCIALES EN CHILE desproporcionada distancia entre el segmento más rico y el resto de la población, Jo que revela una alta concentración de la riqueza y bajas remuneraciones en general 41 • El recorrido de estos años y la compleja realidad a que nos enfrentamos ha logrado poner término a una discusión que estuvo presente con mayor o menor intensidad hasta comienzos de este milenio y que dice a la relación entre crecimien– to y equidad, entendida como la tesis neoliberal del chorreo y que, a estas alturas, en realidad pocos defienden. En sustitución de esta, ha adquirido dominio otra tesis bastante extendida, tanto dentro de la Concertación como en las filas de la derecha, en que se asimila equidad con igualdad de oportunidades, poniendo a la educación como el factor central, si no único, de corrección de la inequidad. Al igual que en la tesis anterior -en que la realidad de los hechos siendo una condición necesarÍa el crecimiento se revela insuficiente para abordar la equidad 42 - la educación, si bien instrumento necesario para abordar la inequidad, es por sí sola insuficiente, como lo muestra la discriminación en el acceso a empleos por razones adscriptivas y salariales que, paradójicamente, se producen en trabajadores (as) con mayores niveles de escolaridad 43 • Todo lo anterior nos lleva a dos afirmaciones que deben constituir el punto de partida de una propuesta reformadora de las actuales políticas públicas: • Si bien la igualdad de oportunidades es deseable y necesaria, no equivale a equidad (afirmación que no forma parte de las reflexiones políticas y que tam– poco contaría con acuerdos políticos en la derecha, ni consensos en el bloque de partidos gobernante)44 y, por lo mismo, la sola política de igualdad de opor– tunidades es insuficiente. • La inequidad es un fenómeno complejo al que concurre un conjunto de varia– bles que deben identificarse, de modo de no actuar en forma reductiva o sim– plista en alguno de ellos e intervenir en todos los factores relacionados con la inequidad. 41 En la última CASEN 2003, en que además de los tradicionales quintiles se desagregó la infor– mación por deciles, se aprecia este fenómeno: considerando el 10% más rico y el 10% más pobre la brecha es de 34,1 %, si contrastamos en cambio al 10% más pobre con el decil que antecede al 10% más rico (el noveno decil), la distancia se reduce a un 12,7%, casi un tercio de la anterior. 42 Sin crecimiento puede haber transitoriamente mayor igualdad en el sentido estricto de distan– cias entre los más ricos y los más pobres, pero en el mediano plazo ello se revierte, pues es una igualdad precaria que compromete el desarrollo de un país (aleccionador es lo que ha ocurrido en breves años en Uruguay, el país más igualitario de América Latina, con su sostenido aumen– to de la regresividad distributiva, como lo revela el último informe de la CEPAL, 2004). 43 Reveladores de esta realidad son los estudios realizados recientemente por la Off (el citado informe de Abramo y Todazo, 2002), la Facultad de Economía de la U. de Chile (Núñez, 2004) y la Fundación Chile 21 (Opinión Pública N° 15). 44 Esta afirmación, que no es aceptable para la derecha, tampoco cuenta con el consenso dentro de la Concertaóón, ni siquiera entre los sectores más progresistas, pues algunos de estos, al igual que en el bloque de centro derecha, asimilan equidad con igualdad de oportunidades, en las actuales propuestas programáticas de todas las candidaturas presidenciales.

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