Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
POLíTICAS SOCIALES EN CHILE • Los hombres no son los únicos proveedores y crecientemente las mujeres ingre– san al mercado laboral, abandonando el rol doméstico exclusivo e impactando, como vimos, las tasas de fertilidad, la maternidad, el tipo y roles familiares, así como el cuidado infantil y el desarrollo de los niños y niñas. • El mercado laboral sigue siendo altamente segmentado y la precarización del empleo es un fenómeno que no solo es característico del sector informal sino que se extiende al formaL • El cambio demográfico pone cada vez más el acento en los sectores sociales inactivos y en las pensiones que perciben al jubilar. Y la mayor longevidad de la población, junto con los nuevos procesos productivos, altera los perfiles epidemiológicos y, consecuentemente, las demandas de prestaciones de salud. En general, una creciente población vulnerable heterogénea, compuesta de po– bres extremos y pobres «modernos» (pobreza relativa), de trabajadores formales e informales socialmente desprotegidos, de mujeres, de niños y viejos, muchos de ellos habitantes urbanos que residen en soluciones habitacionales precarias o en zonas rurales y no pocos que provienen de diversos países de la región, entre los que destaca la problemática de las mujeres inmigrantes. Fruto de los procesos de mo– dernización, todos ellos aumentan su inserción y sus expectativas a la par que sus vulnerabilidades, convirtiéndose en ciudadanos más conscientes de sus derechos y, por lo mismo, más demandantes de su exigibilidad. Si se observan los nuevos fenómenos sociales y los sujetos que emergen con estos, se aprecia el nuevo tipo de riesgo que acompaña la vida en sociedad, en que no solo las carencias aparecen como la mayor amenaza (el desempleo, la enferme– dad, la vejez, la pobreza), sino la desigual dotación de activos, el acceso desigual a la calidad de las prestaciones sociales, la condición de género, la pertenencia a determinados estratos de edad, el origen social y étnico, el nivel socioeconómÍco y la localización territorial. En otros términos, no solo se plantea la necesidad de políticas sociales centradas en la pobreza, sino hacia quienes viven las diferentes formas en que se manifiesta la desigualdad social. En este cuadro, una política social basada en la noción de ciudadanía y de ejer– cicio de derechos obliga a una mirada mucho más compleja, en dos sentidos: tanto en la cobertura (quiénes deben ser sujetos de estos), como en sus componentes (qué ámbito de los derechos debe resguardarse y con qué amplitud). y ello plantea un gran cambio en su concepción: la necesidad de concebir una política social que acoja el ciclo vital completo de las familias, desde el nacimiento hasta la vejez y que no se focalice exclusivamente en los más pobres. 2. Los NUEVOS EJES DE LA POLíTICA SOCIAL: EQUIDAD Y PROTECCIÓN SOCIAL (IGUALDAD DE OPORTUNIDADES Y DE RESULTADOS) Así como desde el año 1990 a la fecha los gobiernos de la Concertación pueden destacar entre sus logros más importantes el avance en la superación de la pobreza, lo contrario ocurre con la temática de la equidad. El déficit en materia de equidad se ha estado compensando, parcialmente, más 247
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