Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
POLíTICAS SOCIALES EN CHILE De modo que en cantidad y calidad, la universalidad de los derechos sociales se estrella, más que con la focalización o selectividad como principio, con los criterios que se le asocian y que están determinados por la limitación de la disponibilidad de recursos para el gasto social. Innovaciones sociales que no permean a la institucionalidad tradicional Reflejo de una concepción distinta de las políticas sociales que reconoce la hete– rogeneidad social y apela a la diversidad, en los 90 se producen cambios en la institucionalidad social, con la creación de una variedad de servicios públicos espe– cializados destinados a segmentos específicos de la sociedad considerados particu– larmente vulnerables y, por lo mismo, sujetos de acción preferente de las políticas públicas: pobres, niños, mujeres, indígenas, adultos mayores, personas con discapacidad, campesinos y microempresarios, por mencionar todos aquellos suje– tos en torno a los cuales se crean o redefinen servicios y fondos sociales 30 • Su característica es que tales instituciones se crean (o redefinen, cuando el Servi– cio es de existencia anterior a la década de 1990)31 para aplicar programas alta– mente selectivos y en una modalidad de funcionamiento que les permite una gestión más ágil y flexible que la propia del aparato institucional tradicional. El resultado de esta «especialización» institucional provoca una diversificada oferta programática con importantes innovaciones, cuestión que no ocurre con las instituciones tradicionales. Es decir, los conocidos ministerios sectoriales que apli– can políticas universales, especialmente en las áreas de la salud y la educación (tam– bién en el ámbito de la vivienda y la infraestructura social o en el del trabajo y la seguridad social), incluso si dichos ministerios llegan también a estos mismos gru– pos vulnerables que son atendidos por los nuevos Servicios y Fondos Sociales. Este hecho explica que, aun cuando los 90 son años de importantes avances e innovaciones programáticas, al estar acotadas a las acciones de entidades que ma– nejan escasas coberturas y presupuestos 32 , terminan siendo de escaso impacto, pues en las políticas universales sigue dominando la inercia tradicional. En otras palabras, mejora la cobertura de las políticas más universales, pero escasamente la calidad de las respuestas, por lo que se advierten pobres resultados, 30 El Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSTS), Fondo Nacional para la Discapacidad (FONADlS), el Consejo Nacional de Pueblos Indígenas (CONADl), Instituto de la Juventud (INJlN), Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM), Comisión Nacional del Adulto Mayor, por señalar los más relevantes. 3J Es el caso de los servicios especializados en la atención de pequeños y medianos empresarios (SERCOTEC) o campesinos (INDAP), o para la infancia (SENAME y entidades de atención prees– colar como INTEGRA), etc. 32 El carácter selectivo de los programas desarrollados por tales Servicios Públicos y Fondos Sociales determina coberturas acotadas y, por otra parte, analizando los presupuestos estas entidades absorben no más del 2 % del gasto social total. Esto se altera con el reciente progra– ma Chile Solidario que rompe la lógica segregada de servicios y fondos por una parte, y ministerios sectoriales, por la otra, constituyendo el inicio de una nueva red de protección social destinada, en este caso, a los más pobres, que articula los esfuerzos públicos de minis– terios, servicios y fondos de manera integral hacia las 225 mil familias más pobres de Chile.
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