Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
CLARISA HARDY media mundial: 2.2 hijos promedio nacional que desciende a 1.7 hijos promedio en mujeres trabajadoras!7. Por otra parte, el mejoramiento de las condiciones de vida y de los indicadores de salud, especialmente por las inversiones en atención prima– ria de la salud, en servicios e infraestructura social influyen, entre otros, en el des– censo de las tasas de mortalidad infantil. La combinación de estos distintos elementos provoca cambios en nuestro perfil demográfico y explica el nuevo fenómeno de envejecimiento de la población chile– na, cuya edad promedio nacional se aproxima a los 76 años y se eleva a 80 años promedio en el caso de las mujeres!8. En la actualidad, si bien el mayor crecimiento absoluto corresponde a poblacio– nes en edades centrales comienza a desplazarse hacia el grupo de edades sobre los 60 años, en un proceso que va aumentando la tasa de dependencia demográfica. La situación transitoria actual, en que todavía es mayor el peso de los grupos de edades intermedias (como se pudo apreciar en la composición etaria del mercado laboral), constituye una etapa en que todavía contamos con el denominado «bono demográfico» y es una oportunidad para realizar aquellas políticas públicas de inver– sión en previsión de la etapa de mayor dependencia demográfica que se avecina, en que aumentará ostensiblemente la proporción de adultos mayores de 60 años. Universalización del acceso a educación, salud y vivienda, pero con desigual calidad Toda la evidencia empírica muestra una expansión social del acceso a prestaciones educacionales, de salud y vivienda, así como de obras de infraestructura social básica, que explican el desempeño de Chile en sus indicadores de desarrollo humano l9 • No obstante que actualmente la educación básica llega a tener cobertura univer– sal, que la educación media se acerca al 15% de deserción (de las más bajas de Latinoamérica)20 y que esta desaparecerá próximamente con la reciente legislación que establece doce años de enseñanza obligatoria, la atención preescolar es deficitario. Si bien el cuidado infantil, que no solo facilita la mayor incorporación de las mujeres en el trabajo, sino que permite el desarrollo cognitivo y emocional de los niños y los prepara para su mejor desempeño escolar, se duplica en estos años de democracia, alcanzando una tasa de matrícula superior al 30%, deja en descubier– to a la mayoría de los niños y niñas menores de 6 años, especialmente concentrados en los hogares más pobres y en el grupo de edades de mayor vulnerabilidad, entre O y 3 años 21 . Esta situación genera nuevas exigencias al sistema educacional, ya no en rela- 17 Censo 2002 y CASEN, 2003. 18 Censo 2002. 19 Si contrastamos la ubicación de Chile en el conjunto de países en función de sus indicadores de desarrollo humano, vemos que el país ha pasado del lugar 43 al lugar 31 de un total de 177 países (PNUD, 1995 y PNUD, 2004), integrando el grupo de países de mayor desarrollo humano. 20 CASEN, 2003 21 CASEN, 2003
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=