Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
POLíTICAS SOCIALES EN CHILE acceso al trabajo -especialmente en las mujeres de menores ingresos y de más baja escolaridad- también se dan discriminaciones salariales: brechas de ingresos de hasta 30% separan a hombres y mujeres con trabajos equivalentes, especialmente en los que requieren mayor nivel de escolaridad, como ocurre con los cargos profe– sionales y directivos 14 • La mayor inserción política y laboral de las mujeres contribuye a cambiar los roles tradicionales familiares, al dejar de ser los varones los únicos proveedores de los hogares, constituyendo la remuneracÍón femenina un segundo ingreso (y a veces el más importante) en los hogares biparentales, pero también siendo este el ingreso único en un creciente número de familias cuya jefatura recae en mujeres solas a cargo de sus hogares, como ocurre en la actualidad con un tercio de los hogares chilenos 15 • Lo anterior altera el espacio doméstico en varios sentidos. Buena parte de las funciones propias de la actividad doméstica, como el cuidado de los niños y de los adultos mayores, tradicionalmente delegados al interior de las familias en las muje– res, quedan sin ser atendidas y ahora deben proporcionarse a través de prestaciones extradomésticas. Pocas son las mujeres y los hogares que pueden comprar tales servicios en el mercado por sus altos costos y, por lo mismo, se convierten en presio– nes para la provisión pública de esos servicios de cuidado y atención infantil a las familias que tienen niños y niñas menores de seis años de edad. Otro tanto ocurre con la atención y el cuidado de )05 adultos mayores que, crecientemente, deben valerse por sí mismos o requerir atención extradoméstica si no son autovalentes. Pero no solo se alteran los roles tradicionales adscritos a las mujeres en el espa– cio doméstico, sino también el tipo de familias: menos de la mitad de las familias en Chile corresponden al modelo «ideal» de familias con padre, madre e hijos, coexis– tiendo una gran variedad de otros tipos familiares, para los que en muchos casos no hay reconocimiento jurídico y, por lo mismo, quedan sin apoyo de políticas públi– cas, a pesar de que muchas de estas unidades familiares carecen de ingresos sufi– cientes para proveerse por sí mismas el bienestar que requieren. Entre estas varie– dades de familias, se cuentan las familias monoparentales (especialmente a cargo de una mujer) con hijos; familias unipersonales sin hijos (adultos mayores en gene– ra.1 y mayormente mujeres, así como profesionales jóvenes solos, tanto hombres como mujeres); convivientes con y sin hijos; familias extendidas en las que convive más de un núcleo familiar 16 • Nuevos perfiles demográficos y envejecimiento de la sociedad De manera persistente la población ha disminuido su crecimiento, al mismo tiempo que aumenta la esperanza de vida, lo que implica un envejecimiento de la estructura de edades de nuestra sociedad. Lo anterior, asociado a una consistente disminución de la tasa de fertilidad, pone a Chile por debajo de la tasa de natalidad 14 Abramo, Lais y Rosalba Todazo, 2002. 15 CASEN, 2003 16 Gubbins, Verónica et al., «Familia: innovaciones y desafíos. Las familias chilenas en la déca– da 1992-2002», en lNE, varios autores, 2003. 2.37
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