Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

CLARISA HARDY • Mayor inserción laboral de los jefes de hogar varones y mujeres. • Menor inserción laboral de los jóvenes (las tasas de desempleo juvenil triplican la nacional). • Si bien se advierte un crecimiento de las remuneraciones promedio, este au– mento es muy desigual, dominando una significativa desigualdad salarial por calificaciones o niveles de escolaridad: hay un alto premio a los trabajadores con altos niveles de escolaridad (que son los menos) en relación con los de baja escolaridad (que son los más): 3.9 veces más salario con educación superior y 2.6 veces con educación media que con baja educación. Esta desigualdad salarial es consistente con la realidad distributiva del país: con una distancia de 34 veces entre ell 0% más rico y el 10% más pobre, que baja a 14 veces entre el noveno decil (el segundo más rico) y el más pobrelO, Chile es uno de los cuatro países latinoamericanos cuyo 10% más rico es el que más concentra riqueza, y se cuenta entre los países con más baja pobreza pero bajos ingresos promedio de los trabajadores y, por lo mismo, con sectores medios que tienen bajos ingresos en generapl. Nuevos roles de la mujer y diversificación de tipos y roles familiares El fenómeno más destacado es el de los nuevos roles laborales y políticos que están adquiriendo las mujeres, pues estos cambios están impactando el espacio pú– blico, por una parte, y el privado o doméstico, por otra. Si bien la inserción laboral y política de las mujeres aún mantiene una importante brecha con los varones, su inserción ha sido sistemática, cuestión que altera el espacio público con la irrupción de este nuevo sujeto: mujeres que por sus ingresos comien– zan a ganar en autonomía y a adquirir mayor conciencia y ejercicio de sus derechos, lo que a su vez explica la mayor participación en el terreno político activo. En cuanto al espacio político, si bien la presencia de mujeres en altos cargos decisorios sigue siendo considerablemente más baja que la participación masculi– na, ha crecido sistemáticamente en los tres gobiernos de la Concertación, duplicán– dose en los últimos quince años: del 10.1% de mujeres en cargos de poder en 1990, al 19.2% en marzo del 2005 12, Mejor desempeño se advierte en el ámbito laboral. Como veíamos, la tasa de participación de las mujeres es inferior al 40%, pero excede el 50% en las más jóvenes, como resultado de su mayor escolaridad, que incluso es levemente supe– rior a la de los hombres 13 , siendo la esfera laboral el espacio donde más crece la inserción de las mujeres, conquistando mayor autonomía económica. Cabe desta– car, en todo caso, que así como todavía existen limitaciones de las mujeres en el 10 CASEN, 2003 11 CEPAL,2004 12 Hardy, c., 2005. 13 Cuestión que exhiben las cifras de egreso de la educación media. En cuanto a la educación superior, si bien las mujeres tienen una menor tasa de matrícula, por otra parte hay menor deserción femenina y un mayor nivel de titulación (varios autores, INE, 2003).

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