Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
CLARISA HARDY mejoramientos progresivos, lo que se aprecia en los sucesivos Índices de desarrollo humano del PNUD, así como en los avances que se constatan al contrastar los cen– sos nacionales de los años 1992 y 2002. Pero, reflejo de un continente que tiene la peor distribución del ingreso del mundo, la sociedad chilena mantiene desigualda– des cuya expresión más nítida es la tremenda brecha de ingresos que separa a ricos y pobres; peor aún, al diez por ciento más rico del resto de la población. Realidad que convive con una ciudadanía que, producto de sus mayores accesos y mejores condiciones de vida, se ha tornado más exigente e intolerante ante la desigualdad Interesa mirar esa realidad con algún detalle, pero partiendo de un hecho que importa destacar. Y es que la situación alcanzada, tanto en términos de avances sociales como institucionales, nos sitúa en una situación privilegiada para enfrentar la profundización de los procesos exitosos, así como dar un salto en materia de equidad. Y ello se torna en una exigencia de voluntad política. 1. CAMBIOS EN LA SOCIEDAD CHILENA Rotación de la pobreza y coexistencia de una pobreza absoluta en retirada con una nueva expresión moderna de la pobreza (pobreza relativa) No cabe duda que uno de los más importantes logros de los gobiernos de la Concertación ha sido la sostenida reducción de la pobreza 1 , aun en períodos de crisis económica y de aumento del desempleo. Se trata de un fenómeno único en América Latina en que la desaceleración económica y el crecimiento de la desocu– pación han hecho crecer la pobreza en países que aventajaban al nuestro, como Argentina y Uruguay (si bien este último sigue siendo el país con menor pobreza del continente)2. Sin embargo, por una parte se está produciendo un mayor riesgo de rotación de la pobreza, es decir, no se abandona la pobreza de una vez y para siempre y esta condición puede golpear más de una vez a lo largo del ciclo vital de las personas y sus familias. Y, por la otra, coexiste una forma de pobreza conocida como pobreza absoluta, que ha estado reduciéndose sistemáticamente gracias a las políti– cas sociales aplicadas en los años 90 y a la ejecución del programa Chile Solidario de este gobierno, con una nueva forma de pobreza moderna o pobreza relativa. La primera, la pobreza absoluta, se caracteriza por 3 : • Hogares más numerosos que el promedio nacional y una mayor tasa de depen- • dencia (relación entre perceptores de ingresos y tamaño de la familia) y por tanto, asociada a una mayor exclusión laboral. • Ausencia o baja escolaridad. • Inaceptables condiciones de vivienda y hábitat. • Carencia de prestaciones sociales. Entre 1990 Y el 2003, última fecha en que se midió la pobreza, esta se redujo en veinte puntos porcentuales, pasando del 38,6% en 1990 al 18,8% en 2003. En igual período, la indigencia se redujo del 12,9% al 4,7% (CASEN, 2003) CEPAL, 2004. CASEN, 2003.
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