Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
BRASIL: LAS POLÍTICAS PARA LA POBREZA seguridad social y asistencia social debían ser la descentralización, la participación social y la universalización. Después de 1988, la asistencia social fue objeto de una amplia reforma, en vir– tud de la cual se redefinieron los objetivos, se amplió su alcance y se multiplicaron los programas. Comenzó a considerarse como rama no-contributiva de la seguri– dad social y, en consecuencia, constitutiva del derecho de los ciudadanos a mínimos sociales garantizados por el Estado. Ese derecho abarcaba la protección a la familia ya la maternidad; protección de las personas a lo largo del ciclo de vida; protección especial de los niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad; incorporación en el mercado laboral; rehabilitación e integración de las personas discapacitadas. En 1993, la Ley Orgánica de Asistencia Social dio cuerpo a la nueva concepción expresada en la Constitución, estableció las reglas que debieran regir la descentra– lización de los recursos y atribuciones hacia los municipios, creó el Fondo Nacional de Asistencia Social, sus fuentes de recursos y los requisitos para la transferencia de estos a los fondos estaduales y municipales 4 • El nuevo sistema de asistencia social comprendía una red de guarderías infantiles, hogares para personas de edad y cen– tros de acogida para personas sin hogar. Los programas tradicionales se reorienta– ron hacia públicos diferentes bajo la coordinación de la LBA y se crearon progra– mas nuevos para la entrega directa de dinero. Estos incluían subsidios mensuales a personas mayores y discapacitados, posteriormente denominados Beneficio de Prestafao Continuada, primer programa no contributivo de complementación del ingreso desde que en los años 70 se estableció el programa de pensiones de jubila– ción rurales. La reforma del sistema de asistencia social surgió de la intensa interacción entre funcionarios de los organismos públicos, organizaciones profesionales de asistentes sociales, iglesias, organizaciones humanitarias, políticos con agendas reformistas y políticos tradicionales que perseguían conservar el control sobre la distribución clientelística de los servicios asistenciales. El resultado fue un cambio de la asisten– cia social, mediante el cual se procuró materializar las ideas de reforma de cariz socialdemócrata generadas en el curso de la transición a la democracia. La idea era que la asistencia social formara parte de un amplio sistema de protección social que asegurara un mínimo de derechos sociales a todos los ciudadanos. Al parecer, la coalición reformista no comprendió plenamente que ese propósito generoso no tie– ne contrapartida en recursos disponibles. Por otra parte, la institucionalidad del sistema de asistencia social experimentó cambios permanentes tanto a nivel federal como subnacionaP. A lo largo de la década de 1990 cambiaron mucho las estructuras de las organizaciones. Se crea– ron, fusionaron, disolvieron y volvieron a crear ministerios, secretarías nacionales, fundaciones e institutos según cambiaran las coaliciones de gobierno y el monto de los recursos disponibles, que dependían de los esfuerzos por detener la inflación. Sin embargo, a comienzos de los años 90, había consenso entre las autoridades encargadas de la toma de decisiones y las redes de especialistas en políticas sociales en que por importantes que fueran las políticas centradas en la pobreza, ellas eran Una de esas condiciones fue la existencia de consejos con participación ciudadana en los niveles nacional, estadual y municipal. Para una descripción detallada, ver Draibe (1994)
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