Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
EL DESARROLLO DE LA DEMOCRACIA EN CHILE profesionalismo e imparcialidad de los procesos de selección del Sistema de Alta Dirección Pública. El Senado designó a miembros pertenecientes a los partidos con representación parlamentaria o vinculada con estos. Los COSTOS DE LA POLÍTICA CONSOCIATIVA BOLÍVAR LAMOUNIER (2003) HA SEÑALADO a la atención los costos de la política consociativa para la democracia respecto de la eficacia del sistema político, porque obliga a negociaciones que pueden perjudicar la gestión de gobierno en la medida en que lo obligan a abandonar objetivos o tareas vetadas por la oposición y las exigencias de tiempo y energía para llegar a acuerdos puede tener costos adiciona– les para el poder ejecutivo. Los efectos de la política consociativa aplicada desde el cambio de régimen no son todos positivos para el sistema político y para los partidos, pues la primacía del consenso y la práctica de las negociaciones y compromisos entre los dirigentes desdibuja las diferencias entre el gobierno y la oposición, lo que, entre otros efec– tos, perjudica la visibilidad de los partidos y con ello los debilita. La práctica de la política de consensos en otras transiciones demuestra que ha sido utilizada por períodos limitados, como fue en España entre 1977 y 1978 hasta que se promulgó la nueva Constitución. Después se aplicó una política de competencia clara y de confrontación de programas de gobierno, que se rigió más bien por la regla de la mayoría l8 • Los costos para el sistema democrático son aún mayores, y justifican cuestionar su continuidad en el cuarto gobierno de la democracia. En primer lugar, proporcio– na un alto protagonismo a las élites que intervienen en los acuerdos, que no siempre están en sintonía con las necesidades de los partidos. El alto grado de consenso de las políticas públicas en distintos ámbitos disminuye los espacios de la competencia electoral, impidiendo que los partidos tengan una visibilidad clara que les permita conseguir el apoyo de la ciudadanía. En segundo lugar, la agenda de la política de consensos, especialmente en lo relativo a temas económicos, está muy influida por los medios de comunicación y por el desequilibrio entre el poder de los grupos de interés existentes, que cuentan con organizaciones empresariales con un alto grado de afiliación y cohesión en torno a sus intereses corporativos, y un movimiento sindical debilitado institucional y políticamente. Estas desigualdades de poder tienen su origen en los desequilibrios institucionales producidos por la transformación económica impulsada por el autori– tarismo, que no fue políticamente neutral, pues se propuso crear las condiciones para un sistema económico y político favorable a los grupos conservadores y fue hostil a los sindicatos y a los partidos de centro e izquierda que habían dominado la política desde fines de los años 50 (Huneeus, 2000). Las reformas legales que apuntaron en esa dirección fueron apoyadas por medidas coercitivas, del autoritarismo tales como la persecución de los dirigentes de las organizaciones de los trabajadores para asegu– rar que en las relaciones capital-trabajo predominaron los primeras. 18 Estos costos de la política de consenso se examinan en Huneeus (1982).
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