Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
EL DESARROLLO DE LA DEMOCRACIA EN CHnE bierno de la Concertación. Por otro lado, su actuación no ha estado libre de polémi– ca, por ejemplo, por su decisión de llegar a un acuerdo con el Banco de Chile, favorable a este, por las obligaciones contraídas á raíz de su quiebra cuando se desplomó el sistema financiero en 1983 (la llamada «deuda subordinada»). Ese acuerdo llevó a la renuncia del presidente del Banco en 1997, por no compartir la posición de la mayoría del Consejo de suscribirlo debido a que, a su juicio, tomó más en cuenta las expectativas del poderoso banco privado y no los intereses del Banco Central. Por otro lado, el desempeño del instituto emisor no ha sido siempre acertado, pues con motivo de la crisis asiática iniciada en 1997 sobrerreaccionó, adoptando diversas medidas que agravaron su impacto, como el fuerte aumento de las tasas de interés, que provocó un importante aumento del desempleo y, con ello, dañó las condiciones de vida de los asalariados (Ffrench-Davis 2003). Para comprender el buen desempeño de la democracia chilena es importante analizar el rol del Congreso y especialmente del Senado. El fortalecimiento de este comenzó con el cambio de régimen y fue apoyado por la UDI, cuando Jaime Guzmán, uno de los principales asesores civiles del general Pinochet y fundador y presidente de ese partido, pocos días antes del 11 de marzo de 1990, en que tendría lugar la transmisión del mando, dio un paso audaz al plantearle el apoyo de su partido al senador Gabriel Valdés (PDC)J3, a su elección como presidente del Senado. Esta propuesta era trascendental porque la Concertación no tenía mayoría en el Senado debido a la existencia de los nueve senadores designados. Pese a que la reforma constitucional de 1989 redujo sus atribuciones, el Senado era visto como la institu– ción en la cual los militares vigilarían el proceso político y desde la cual tratarían de limitar la acción del presidente. Su presidencia era importante debido a que forma– ba parte del Consejo de Seguridad Nacional (CSN), en el cual había cuatro militares y cuatro civiles, uno de ellos el Presidente de ]a Repúblíca. Por ende, su participa– ción permitía neutralizar a los uniformados. Guzmán confiaba en que Valdés ase– guraría que la ceremonia de transmisión de poder de Pinochet a Aylwin tendría lugar en el Congreso sin humillaciones ni vejámenes al ex dictador y ayudaría a que se rodeara a Pinochet de un ambiente cordial. 14 Este trascendental acuerdo le valió a la UDI obtener la vicepresidencia del Sena– do ls y la presidencia de algunas comisiones, con ]0 cual se desarrolló un destacado protagonismo que ayudó al partido a distanciarse lenta y cuidadosamente de su imagen de identificación con el régimen militar, y a iniciar su larga marcha de legitimación democrática. El proceso no era fácil porque debió lograrse sin debili– tar el apoyo de los adherentes al autoritarismo y de las élites que lo respaldaron. El acuerdo Guzmán-Valdés fue de gran utilidad para el avance de la transición porque permitió al Presidente Aylwin tener a un gran político de su partido en este organismo, que le ayudaría a conducirlo. Además, empujó a RN a una política de cooperación con el gobierno, para quitar protagonismo a la UDI, lo cual se tradujo 13 Era una de las principales personalidades del partido: había sido ministro de Relaciones Exteriores durante todo el gobierno de Eduardo Freí Montalva, después fue subsecretario de las Naciones Unidas y presidente del PDe entre 1982 y 1987. 14 Entrevista con Gabriel Valdés y Marco Antonio González, Director Ejecutivo de la Funda– ción Jaime Guzmán. 15 La ocupó Beltrán Urenda, que no era militante de la UOl. 2°5
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