Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

EL PENSAMIENTO DESARROLLISTA EN BRASIL ción de bienes de capital. Esta preocupación se intensificó al reconocerse que era imposible utilizar las reservas externas acumuladas durante la guerra para impor– tar bienes de capital; por las críticas a los Estados Unidos por el abandono de América Latina con el Plan Marshall; por las negociaciones en ese país sobre el trato especial a cambio del alineamiento político sin restricciones, y por el creciente temor a una tercera guerra mundial. El debate sobre la reimplementación terminó, por un lado, con grandes importaciones en 1951 y 1952, con la creación de la Comisión Mixta Brasil-Estados Unidos (planificadora de grandes inversiones) en 1951 y del BNDE en 1952 y, por el atto, con la elección de Eisenhower, que repre– sentó una clara interrupción en las expectativas de obtener apoyo de los Estados Unidos para inversiones en el país. El período también estuvo marcado por la campaña de nacionalización del pe– tróleo. Por último, la ideología desarrol1ista originada en los años 1930 se fortale– ció durante el gobierno Dutra, con un intenso proceso de crítica a su pasividad y liberalismo. Hasta cierto punto, el desarrollismo creciente del gobierno de Vargas fue resultado directo de las frustraciones que provocó el gobierno de Dutra a quie– nes defendían una política de industrialización para el país (Lessa, 1975). En ese clima propicio, la literatura económica fue expresando gradualmente el relativo fortalecimiento de la visión desarrollista. A su derecha, en forma bastante tímida, los liberales presenciaban una evolución de hechos que contrariaban sus principios; trataban de explicar que el sistema internacional tendería a superar la «escasez de dólares» ya recuperar la «normalidad», y centraban su atención en el problema de la estabilidad monetaria. A su izquierda, los socialistas se distancia– ban de la discusión nacional, como resultado de la represión que sufría el Partido Comunistas. En ese período la literatura económica defendía ampliamente las ideas desarrollistas. Por ejemplo, la Confederación Nacional de la Industria y la Funda– ción Getúlio Vargas publicarían los textos inaugurales de la CEPAL, que contribui– rían doblemente a la madurez del desarrollismo. Primero, porque dieron impulso a la ideología desarrollista: un organismo con el sello de las Naciones Unidas no solo afirmaba que en el continente tenía lugar un vigoroso proceso de industrialización, sino que lo consideraba una nueva etapa en la historia de la humanidad. Segundo, porque proporcionaron a los defensores de la planificación y del apoyo estatal a la industrialización toda una nueva argumentación, construida sobre bases analíticas muy superiores a las utilizadas hasta entonces. Volveremos sobre esto más adelante. La tercera y última etapa de la madurez de la ideología desarrollista se produjo en el enfrentamiento con un resurgimiento neoliberal, ocurrido en el contexto de la inestabilidad que marcó el trienio 1953-1955. Se trataba, como tiende a reconocer la historiografía brasileña, de una crisis esencialmente política, que no significaba que la coyuntura económica careciese de elementos perturbadores. Una crisis cambiaria en 1953 y 1954 y, principalmente, la tendencia al aumento de la infla– ción en esos mismos años, reforzaron el clima general de inestabilidad política, y dieron argumentos eficaces a los opositores de Vargas. La participación de los socialistas en la vida intelectual de ese período ocurrió, principalmen– te, por medio de la campaña por la nacionalización del petróleo, cuyo debate seguían a través de sus simpatizantes militares de la Revista del Club Militar. 19

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