Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

RICARDO BIELSHOWSKY y CARLOS MUSSI transición de postguerra (1945-1947); b) avances en un contexto histórico favora– ble (1948-1952), y c) reafirmación desarrollista frente a un resurgimiento neoJiberal (1953-55). La transición democrática en los primeros años de la postguerra trajo consigo una intensa movilización política e institucional en el país, con evidente influencia en su vida intelectual. El significado económico de superación de la guerra, la crea– ción de partidos políticos, las elecciones presidenciales y de miembros de la Asam– blea Constituyente, la elaboración de la Constitución, la organización de nuevas instituciones en la sociedad civil, fueron aspectos que contribuyeron a crear un clima de controversia sobre el futuro a mediano y largo plazos que hasta entonces no se había producido en el país. La ola de liberalismo político fue utilizada por opositores de Vargas- y por e! nuevo gobierno del Presidente Dutra -como apoyo ideológico para, so pretexto de defender el liberalismo económico, destruir e! apa– rato de intervención económica de continuidad del poder político de! primero. Fue un período «doctrinario por excelencia» en el cual la joven ideología desarrolJista, en búsqueda de begemonía para reorientar el «orden económico bra– sileño», creció en una confrontación sin vencedores con el liberalismo económico, alimentado por una creencia en la «normalización» del comercio internacional. La intensificación del debate y la multiplicación de los canales de expresión intelectual a mediados de los años 40 permiten considerar este período como un punto de inflexión en e! ciclo ideológico desarrollista y, más precisamente, como el inicio de la madurez del pensamiento de esa corriente. El segundo movimiento en esa madurez ocurre en el período 1948-1952. El pensamiento económico se diferenció de! trienio inmediatamente anterior, por un lado, debido a que en su esencia no reflejó las recomposiciones y ajustes de la estructura de poder característicos de la transición de postguerra; y también, por– que no reflejó con igual intensidad las incertidumbres, esperanzas y perplejidades vinculadas al problema básico de aquel trienio: funcionamiento de la economía en tiempos de paz. Por otro lado, se diferenció también del trienio inmediatamente posterior por la relativa estabilidad económica y política, que no tendrían los años 1953-1955 4 • El contexto histórico contribuyó notablemente a la madurez del desarrollísmo. Hubo crisis cambiaria en 1947, con reversión de las expectativas de normalización de los mecanismos de comercio internacional y aceptación de la inevitabilidad de intervención gubernamental en el comercio internacional. Además, se amplió la preocupación por la «reimplementación económica», título que se dio a la reposi- En el período 1948-1952, efectivamente hubo muchos ejemplos de continuidad, comenzan– do por lo ocurrido en el ámbito económico y político. En lo que se refiere al primero> hubo fuerte crecimiento y relativa estabilidad monetaria y cambiaria, entre dos años de inestabili– dad, y mejoró la relación de intercambio, lo cual permitió acomodar la creciente necesidad de importaciones. En el ámbito político, entró en vigencia un pacto conservador de poder esta– blecido en 1947 (año de cambios en el liberalismo democrático de postguerra, con la pros– cripción del Partido Comunista y la represión polítíca), entre el Partido Social Democrático (PSD) y la Unión Democrática Nacional (UDN), principal partido de oposición (Fiori, 1984). Vargas procuró respetar el pacto al inicio de su gobierno, y logró obtener cierta estabilidad política en 1951 y 1952. El populismo, que era su soporte político independiente de las élites conservadoras, solo favorecería la desestabilización a partir de 1953. 18

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