Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

EL PENSAMIENTO DESARROLLlSTA EN BRASIL diante el juego espontáneo de las fuerzas del mercado, y por eso es necesario que el Estado planifique el proceso; iii) la planificación debe definir la expansión deseada de los sectores económicos y los instrumentos para promoverla; iv) el Estado debe, además, orientar la expansión, captando y orientando recursos financieros, prove– yendo estímulos especiales y realizando inversiones directas en los sectores en que la iniciativa privada es insuficiente. Con esa definición, en el período 1930-64 pueden identificarse cinco corrientes de pensamiento económico, que equivalen a tres variantes del desarrolJismo (desarroHismo del sector privado, desarrollismo no «nacionalista» del sector públi– co y desarrollismo «nacionalista» del sector público); la corriente neoliberal y la corriente socialista. 2.1. El movimiento de las ideas Durante este período, el proceso de elaboración del proyecto desarrollista pasó, por cuatro subperíodos, que describen un ciclo ideológico: nacimiento (1930-1945), madurez (1945-1955), auge (1956-1960) y crisis (1961-1964). En el período 1930-1945 hubo una primera y limitada toma de conciencia del proyecto por una pequeña élite de empresarios reunidos en entidades como la FIESP y la CNI y, sobre todo, por un pequeño núcleo de técnicos gubernamentales, civiles y militares, que formaban el cuadro técnico de las nuevas instituciones creadas por el Estado centralizador de Vargas, especialmente a partir de 1937. Los asuntos de a1cance nacional que esos técnicos enfrentaban en sus gabinetes nos llevaron a pensar en los problemas de largo plazo de la economía y, con ellos, en la solución histórica de la industrialización. Aparecieron, más o menos simultáneamente, cuatro elementos ideológicos fun– damentales para el proyecto desarrollista, que superaron los límites de ideas industrialistas anteriores 3 , y que chocaron con la ideología liberal de la vocación agraria, previamente hegemónica: i) se tomó conciencia de que era viable crear un sector industrial integrado, capaz de producir internamente insumas de bienes de capital para la producción de bienes finales; ii) se tomó conciencia de que era nece– sario instituir mecanismos de centralización de los recursos financieros para hacer posible la acumulación industrial pretendida. A ello contribuyeron, por ejemplo, las discusiones sobre la viabilidad de grandes proyectos, tales como el de la pionera Compañía Siderúrgica Nacional; ¡ii) se despertó parte de las élites empresariales y técnicas del país a la idea de que el Estado debe planificar la economía, apoyar la iniciativa privada en la industria y realizar inversiones en sectnres estratégicos, y iv) surgieron formulaciones nacionalistas que ponían énfasis en los temas económicos, algo que hasta entonces prácticamente no se había manifestado en el país. Entre 1945 y 1955 se produjo la etapa de madurez del desarrollismo, en dos sentidos: el avance en la difusión de las ideas desarrollistas en la literatura económi– ca, y los avances en el contenido analítico de las propuestas. La madurez puede describirse en tres etapas: a) resistencia desarrolJista a la ideología neoliberal en la Sobre las ideas industrialistas anteriores a 1.930, las principales referencias son Carone (1976), Dean (1971), Luz (1961), Leme (1987) y Lima (1975). 17

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