Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

JOEL RUFINO DOS SANTOS juego del amor, su incansable pierde y gana, y actualmente un juego entre imáge– nes, no entre personas, lo que en la visión de un realista presta a la telenovela sus aires de poca autenticidad -y que, entretanto, para la mayoría ocupa una función de la auténtica vida-o Para poder producir este modelo, distinto de las imitaciones de las generaciones anteriores que marcaban la obra de arte, la industria de la televisión creó una línea de montaje de celebridades y glamour -glamour de escena– rios (aunque fueran casas de pobres) y de personajes (aunque fueran malos)-. La televisión brasileña (léase Red Globo de Televisión, líder absoluta de audiencia), desempeña, en resumen, el papel del partido político nacional: produce el formida– ble consenso en torno al orden social del capitalismo tardío. Hace posible el sueño de Gramsci: después de Maquiavello, el Partido Comunista, después de este, la Red Globo de Televisión. Regula el juego político tradicional, condenándolo a un espec– táculo de «apagada y vil tristeza» (Camoes), lo descalifica a través de la telenovela, habla a sus celebridades y, en fin, a través de la publicidad que es su espina dorsal, garantiza la adhesión y fidelidad de los pobres al sistema en el cual nunca dejarán de ser pobres. LA CUESTIÓN DEL BIEN CULTURAL COMO CONTRADICCIÓN A LA HEGEMONíA de la televisión, treinta años después en Brasil sigue siendo el conjunto de ideas sistematizado por AloÍsio Magalhaes. Cuenta que cierta vez participaba en una discusión entre técnicos del metro, en Sao Paulo. Sintiéndose sobrepasado por la conversación de millones de cruzeiros (moneda lo– cal de la época), no sabía qué decir. De repente se le vino a la mente un nombre. Interrumpió a los técnicos del metro y les dijo muy alto: «y Triunfo»? Su osadía le permitió hablar de una pequeña ciudad de la sierra, en el interior de Pernambuco, que de repente se ve después de una curva del camino: antigua y armoniosa en sus calles, plazas y edificios de dos pisos, una escala humana perfectamente mantenida, una correcta densidad, un proceso de armonía entre la ecología y las necesidades técnicas, toda una forma de vida con representatividad y nada que ver con la escala de discusión de los mundos económicos y políticos. ¿Cuántos Triunfos existen por ahí? Triunfo es una localización (configuración social), no un lugar (posición geodoméstica) del mundo de la cultura. AloÍsio Magalhaes no solo disfrutó del prestigio junto a la Presidencia, sus actos fueron reconocidos, hasta cierto punto, como importantes en la estrategia del go– bierno. Es que hubo, en ese entonces, condiciones para ir más allá de las definicio– nes formales de la política cultural (<<fortalecimiento y más estímulos a las activida– des artísticas y culturales» como fueron el patrimonio, el cine, las bibliotecas, los intercambios, los videos, las Casas de Cultura, los museos etc.). Fue Aloísio, efecti– vamente, el que introdujo la política cultural de las ideas contemporáneas de la buena cultura, paradesarrollo, metadesarrollo, contexto cultural, proceso de civili– zación entre otras. Un bien cultural no es algo estático, algo necesariamente fijo, sino que depende de ciertas constantes que pueden identificarse, algo que haya sido retirado de la trayectoria del país. Debemos distinguir entre bien en creación y bien ya establecido (vertiente patrimonial): el primero debía ser protegido por los orga- 13 8

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