Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

EL PRINCIPAL PROBLEMA DE CULTURA. EN BRASIL la pacificación de los indígenas, la creación de patrimonios históricos, la instala– ción de la universidad etc., pasan a formar parte del arsenal de instrumentos espec– taculares con la que se piensa concluir la nación. Desde ese entonces hasta hoy, el fútbol brasileño se divide entre dos amos: la política (sierva del Estado y del Mercado) y la cultura. Visto de esta manera, no se ve su esquizofrenia. Es de la astucia de la política esconder el secreto del arte popu– lar que llamamos fútbol. ¿Qué secreto? El uso del pie con la astucia de la mano. Una vez más, el poeta en «El fútbol Brasileño evocado de Eutopa» lo dijo mejor que nadie: en el fútbol brasileño la pelota no es el enemigo, pero se usa con malicia y atención/entregando a los pies la astucia de la mano. Aquí tenemos, con claridad, el principal problema de la cultura brasileña en la actualidad: la energía que emana del arte popular no se convierte en política salvo como una reproducción del capi– talismo tardío. LA TELEVISIÓN COMO UN PARTIDO POLÍTICO Es SINTOMÁTICO QUE EL ÚLTIMO y MÁS EXITOSO intento de automatizar la cultura brasileña, liberando su definición del campo político, se haya hecho durante la dictadura militar (período de Aloísio Magalhaes en la Secretaría de Cultura del Ministerio de Educación, después Ministerio, 1979-1982). Esta dificultad hizo que un cínico sugiriera que el país solamente se encuentra bien «cuando la derecha se encarga de la economía, la izquierda de cultura y el centro de la política» -lo que, en ese entonces, solo era equivocado en relación con la política, monopolio de la derecha cívico-militar-o Hay que destacar la autonomización, pues la política cultu– ral de la dictadura consistía en usar la televisión y el folclore como instrumentos para consolidar la nación. Como no contaban con una corporación intelectual, que había repelido o exterminado, la dictadura "invirtió» en esos dos sectores. Como es común en estos casos, apuntó hacia lo que veía y dio en el blanco a lo que no veía. La televisión dio luz a una nueva originalidad, la telenovela y su drama romántico-natu– ralista, mientras que el populismo s cultural destruía la idea oligárquica de cultura. Conocido en todo el mundo como el país de Pelé, y aunque la televisión ameri– cana se defienda con gran éxito hasta ahora, Brasil también pasa a ser conocido, internacionalmente en los años 80 como el país de las telenovelas. Estas tienen su origen en las radionovelas mexicanas y cubanas de los años 30 -«teatro de la fami– lia», para y por la familia patriarcal, dulce, cruel y patriarcal, folletín electrónico– pero sostenidas por el «milagro económico»6, terminan encontrando un camino exclusivamente brasileño. El premodernismo de los 80, mantiene, como en el cine de Hollywood, el final feliz, pero no el grotesco, confinado a los programas del auditorio de la televisión abierta. Del modernismo asimilaron la tiranía del éxito y de la belleza, dándole una dicción naturalista (tono familiar, nunca estancado), configurándola como un modelo artístico publicitario. En las telenovelas brasile– ñas, exitosas en Cuba, Argentina, China, África de lengua portuguesa, etc., el viejo Popularismo, no populismo. Crecimiento económico a tasas cercanas a los 10% en los años 70. 137

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=