América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996
91 Ante el conocido dilema entre apertura de mercados y proteccionismo, la fir– ma del Acuerdo de la UE con el Mercosur, y la nueva estrategia con Chile y México, introduce un elemento novedoso en las relaciones económicas birregio– nales: por primera vez, algunos países de la región tienen la posibilidad de obte– ner, en un futuro próximo, un acceso recíproco y garantizado de mercado, a través de la creación de zonas de libre comercio. Tradicionalmente, ha sido la UE la que concedía unilateralmente preferencias comerciales, lo cual conlleva factores de alto riesgo para los latinoamericanos. Esto se ha visto en el caso de las preferencias comerciales frente a los países andinos y centroamericanos. Aunque la UE definió en 1996 un nuevo SPG agrí– cola, el establecimiento c/e relaciones económicas menos asimétricas, basadas en la reciprocidad ele apertura de mercado parece una buena fórmula para garan– tizar un intercambio comercial más estable entre ambas regiones. Sin embargo, es probable que las relaciones económicas privilegiadas que man– tendrán Chile y los miembros del Mercosur, y quizás México, no se extenderán a todos los países de la región. Esta nueva política significaría que la UE pondrá, al menos porel momento, prioridades económicas en América Latina. Para la UE, una profundización de las relaciones con estos tres socios sería no sólo beneficiosa en términos económicos -sobre todo como mercados para sus productos industriales y servicios-, sino desde el punto de vista estratégico. Así, la UE se enfrenta en el mercado latinoamericano a una creciente compe– tencia de Estados Unidos, que es ya muy notable en la cuenca del Gran Caribe, donde Europa ha perdido mercados. Por ello, la firma de acuerdos más amplios con el Mercosur y Chile, sus tradicionales socios económicos en América Latina, le garantiza una mayor presencia en Sudamérica, que tiene tradicionalmente más vínculos con el viejo continente que con Estados Unidos. En el caso de México, la nueva estrategia refleja, sobre todo, el riesgo de per– der presencia en el principal mercado latinoamericano para las exportaciones europeas, a la vez que la participación eJe México en el NAFTA lo convierte en un socio económico más atractivo. Por otra parte, la tendencia a establecer relaciones económicas privilegiadas con pocos países latinoamericanos se inserta en el contexto eJe la desviación de flujos de comercio e inversiones de la UE hacia Europa del Este y los países del Mediterráneo. Así, las nuevas responsabilidades que asume la UE frenle a estos países requiere, también, una mayor selección de sus socios económicos en otras regiones.
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