América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996

89 trato preferencial fue extendido a Venezuela. Asimismo, la UE firmó, el 18 de diciembre de 1995, un Acuerdo sobre el Control de los Precursores de Drogas con los países andinos. Las relaciones de la UE con América Central, que recibe casi la mitad de la ayuda comunitaria dirigida a la región, se seguirán centrando en la cooperación al desarrollo. En este sentido, los productos de la subregión reciben, desde 1991, un trato preferencial en la UE, similar al de los países andinos, a través del cual la mayoría de sus bienes agrícolas y pesqueros entra sin aranceles en el mercado europeo. El apoyo a la democratización y la defensa de los derechos humanos, la formación de recursos humanos y la integración son otras prioridades de la co– operación de la UE en el istmo. Por su estatus particular en la región, Chile y México son los únicos países hacia los cuales la UE ha definido una estrategia individual-Chile no participa en ningún esquema de integración; México es el único país latinoamericano que entró al NAFTA-. Ambos son, junto al Mercosur, los mercados más dinámicos para las ex– portaciones de la UE a la región. Por ello, también México y Chile están negocian– do acuerdos de cooperación comercial y económica, en algunos aspectos similares al del Mercosur. Asimismo, Chile firmó, el 18 ele diciembre de 1995, una declara– ción conjunta sobre la creación de un diálogo político con la UE. Habría que ver esta nueva política en el contexto de una reestructuración del conjunto de la política de cooperación de la UE frente a los países en vías de desarrollo en el marco de la PESe. La próxima etapa será la implementación de nuevas orientaciones de cooperación para América Latina en el período de 1996- 2000, representado por la Comisión Europea el 23 de octubre de 1995 23 , que fueron acogidos positivamente por el Consejo Europeo durante la Cumbre de Madrid, en diciembre de 1995. Con ello, la UE diseñó por primera vez un progra– ma de cooperación específico para la región, a diferencia de la tradicional «Asis– tencia financiera y técnica para los países en vías de desarrollo de América Latina y Asia,,24. Dicho programa, que prevé una mayor cooperación económica y se basa en los tres ejes de democratización, reinserción en la economía internacional y de– sarrollo social, tendría en cuenta no sólo la creciente importancia de la coopera– ción económica en las relaciones, sino, además, las diferentes realidades de cada país y subregión. Estas nuevas tendencias comprueban claramente que, compara– da con las décadas anteriores, América Latina ha mejorado su posición en la

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