América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996
54 octubre de 1991 durante su informe frente al IV Congreso del Partido Comunista Cubano: «Ahora tenemos que atenernos a los hechos y, sencillamente, el campo socialista se derrumbó,,'o. Desaparecida la Unión Soviética a fines de 1991, desapareció también la po– lítica de Cuba con ese disfraz de superpotencia. No se trata de restarle mérito al extraordinario talento político del presidente Fidel Castro, ni a la devoción casi mesiánica de tantos cubanos que intentaron servir a ese gobierno en misiones internacionales o en el servicio diplomático. Sencillamente, es menester recono– cer la tajante y permanente limitación para que un país pequeño y pobre se com– porte como la gran potencia que no es en el sistema internacional. Con el término de la guerra fría llegó a su fin la política exterior revolucionaria de Cuba. En septiembre de 1989, los últimos soldados cubanos fueron repatria– dos de Etiopía"; en marzo de 1990, todo el personal militar cubano de Nicara– gua; y, en mayo de 1991, los últimos soldados cubanos de Angola l2 • Asimismo, en 1990 y 1991 regresaron a la isla otras misiones militares más pequeñas situadas en otros países, de las cuales la mayor estuvo en el Congo durante catorce años 13 • También se redujo el apoyo cubano a los movimientos revolucionarios. Esto ocurrió, en parte, porque muchos movimientos revolucionarios fueron derrota– dos, especialmente en América Latina; en parte, porque algunos de ellos llegaron a ser victoriosos, particularmente en Namibia (victoria en la que Cuba jugó un papel estelar al repeler la invasión sudafricana a Angola en 1987-1988 y exigir la independencia de Namibia como el quid pro quo del repliegue de las tropas cubanas en Angola) y África del Sur, así como había ocurrido quince años antes en el África portuguesa. Otra causa fue la decisión de diversos movimientos revo– lucionarios de negociar la paz y acatar los resultados de elecciones nacionales. Así fue en el caso, por ejemplo, del M-19 en Colombia y del Frente Farabundo Martí para Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador. Cuba apoyó al FMLN aun hasta la víspera de la firma de los acuerdos de paz salvadoreños. En junio de 1991, por ejemplo, el Ministerio de Relaciones Exterio– res cubano proclamó: «Cuba no renuncia, ni renunciará, ni tiene por qué ocultar o disimular los profundos nexos de fraternidad y solidaridad" que la unen con el FMLN. Sin embargo, añadía el ministerio, «Cuba, en aras de favorecer el clima de confianza requerido para las negociaciones y como gesto inequívoco de su vo– luntad política de contribuir a ese proceso, viene limitando [desde abril de 19911 al plano poi ítico su sol idaridad al FMLN" 14. Lo notable de este comunicado fue la
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