América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996
39 que Salinas todavía mantuvo algunos rasgos defensivos del nacionalismo tradi– cional -sobre todo para proteger al deteriorado sistema poi ítico mexicano, como veremos adelante-, intentó construir un discurso alternativo que implicaba una redefinición radical del nacionalismo mexicano. Esta redefinición suponía mover el eje de la lógica nacionalista de"la tradicional defensa de la soberanía territorial a una promoción del desarrollo económico -que hipotéticamente llegaría a la mayoría de la población. El propio presidente Salinas resumió la lógica del nuevo discurso en su Tercer Informe de Gobierno: ((Históricamente, el impulso del nacionalismo ha sido la respuesta a un desa– fío externo. Hoy ese desafío está en el riesgo de quedar fuera, al margen de los nuevos procesos integradores del mundo, de las grandes corrientes del intercam– bio y de los recursos; eso sería debilitarse y sucumbir. En el breve espacio de dos años hemos visto en diversas latitudes los costos para otras naciones al pretender evitar el cambio y querer mirar sólo hacia cJentro»12. Asimismo, Salinas de Gortari afirmó que (((. ..) persiste una gran línea divisoria que limita directamente a la integración nacional en el sentido que reclama el nacionalismo mexicano. Esta línea es la pobreza. La única acción que el Estado y la sociedad no pueden ignorar, por razones de justicia y por razones de nacionalismo, es la de romper en definitiva esa barrera que puede impedir que la vinculación a las corrientes del cambio mundial beneficie efectivamente a todo el país. Por eso, el nuevo nacionalismo de la última década del siglo XX debe conver– tir en interés nacional el abatimiento de la pobreza» 13. A pesar de los intentos salinistas de construir un discurso alternativo el cambio fue incompleto. Como veremos más adelante, durante los primeros cinco años del gobierno de Salinas, la resistencia a aceptar presiones en el tema de la demo– cracia chocaba con la construcción de un discurso alternativo. Además, otro fac– tor que afectó la construcción de un nuevo discurso fue la inestabilidad que pre– sentó el país a partir de 1994. Dicha inestabilidad se desencadenó por ellevanta– miento zapatista de enero de 1994 que ponía en duda la entrada de México al primer mundo, que era la base del nuevo discurso salinista. Asimismo, la fuga de capitales que el país experimentó como reflejo de las turbulencias políticas de ese año, debilitó la base económica de la modernización proclamada por Sali– nas. Ello hizo que el discurso alternativo se debilitara sensiblemente al final del
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