América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996
243 conjunta para abordar con los países integrantes materias· tales como la elimina– ción de barreras arancelarias (calendario, excepciones, etcétera), mayor apertura de las adquisiciones del sector público a firmas de los países miembros del acuer– do, determinación de mecanismos de solución de controversias, facilitación del comercio de servicios, promoción de nuevas inversiones y un modo de supervi– sión de la apl icación y administración del acuerdo. Para suscribir un tratado de libre comercio es necesario que Chile cumpla con los siguientes requisitos: -Apertura económica (básicamente ya la tiene). -Régimen de inversiones favorable a los capitales extranjeros (ya existe, salvo en puntos menores). -Leyes de propiedad intelectual (patentes, derechos de autor, marcas). -Participación en los acuerdos del GATT (Chile ratificó tempranamente los acuerdos de Marrakech). -Legislación laboral que proteja efectivamente los derechos de los trabajadores. -Regulaciones ambientales concretas y eficaces. Chile debe enfrentar el desafío de formular, administrar y aplicar eficiente– mente una estrategia política al interior de los países miembros de NAFTA, com– prendiendo adecuadamente las distintas real idades en las que deberá insertarse y disponiendo de los instrumentos más idóneos para lograr sus objetivos. En el plano interamericano, el principal evento de 1994 fue la Cumbre de Miami. Allí Estados Unidos intentó señalar claramente su interés por la región, organizando un encuentro que repercutiera en el continente antes, durante y des– pués de su realización, provocara eco en otras zonas del mundo, llegara a acuer– dos sustantivos, tratara temas novedosos y de real importancia, y diera direccio– nes claras para una acción futura. El criterio básico de la Cumbre fue «compartir la prosperidad» lO, que se expre– só en el título del plan de acción: «Pacto para la prosperidad: democracia, libre comercio y desarrollo sustentable para las Américas», yen los dos grandes capí– tulos de la agenda. El primero fue dedicado a la democracia y contempló diversas materias dirigidas fundamentalmente a preservar y consolidar la comunidad de democracias americanas, cooperar en su defensa y en la de los derechos huma– nos, fortalecer la OEA, modernizar el Estado, mejorar el1acceso a la justicia, lu– char más efectivamente contra la corrupción y la criminalidad transnacional (nar– cóticos, contrabando de migrantes, etcétera) y asegurar el imperio de la ley.
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