América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996
242 de ese tratado y contempla temas como la defensa de la democracia, seguridad y lucha contra el narcotráfico. En la Cumbre Hemisférica, realizada en Miami del 9 al 12 de diciembre de 1994, los tres miembros del NAFTA invitaron a Chile a sumarse al acuerdo, supe– rando las dudas que había despertado el retiro de la petición de vía rápida (fast track) del Congreso norteamericano que había hecho el presidente Clinton en septiembre de 1994. De esta manera, se despejaron también las incógnitas que tenía el gobierno chileno acerca de la fórmula más conveniente para utilizar (NAF– TA o acuerdo bilateral). Esta decisión provocó el descontento de la Central Unita– ria de Trabajadores de Chile (CUT), ya que considera que el tratado de América del Norte no cautela adecuadamente los derechos de los trabajadores. Según algunos analistas, la opción de Chile de sumarse al NAFTA tiene como ventaja el adherir a un pacto ya establecido, por lo tanto conocido y predecible, transformándose en la oportunidad de eliminar las barreras arancelarias discre– cionales que rigen para los productos chilenos, a la vez que generaría nuevos «nichos de mercado» para mercancías con mayor valor agregado. Al ser de efec– tos más amplios que un acuerdo bilateral, el NAFTA compensará en mayor medi– da los esfuerzos y concesiones que deba hacer el país en el proceso de negocia– ción, permitiendo la llegada de inversiones frescas por la baja en el factor «riesgo país». Además, Chile es una base productiva potencial para exportar al gran mer– cado del norte. Al mismo tiempo, otros sectores indican que el ingreso chileno al NAFTA pue– de generar inconvenientes, ya que al ser un tratado que norma las relaciones entre Estados Unidos, México y Canadá, refleja realidades bastante diferentes a las que existen entre Chile y Estados Unidos. Ello podría acarrear efectos negati– vos en sectores poco competitivos, tales como el agrícola tradicional, a través de la eliminación de las bandas de precios (en todo caso, la actitud de los agriculto– res y del propio gobierno permite anticipar que no se sacrificará este sector), así como la aplicación de elevadas normas laborales y ambientales que pueden dejar a Chile fuera de competencia. A contrario sensu, los grupos ambiental istas asegu– ran que la falta de regulaciones en Chile puede intensificar el deterioro de la naturaleza (a pesar de que la Ley de Bases del Medio Ambiente, recientemente promulgada, es un comienzo para evitarlo). El tema del. NAFTA está a cargo del Ministerio de Hacienda. Su primera pre– ocupación será generar una agenda concreta y un mecanismo de negociación
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