América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996

:a:aa regional incluye sus propias incertidumbres y limitaciones. Tercero, los acuerdos están abiertos a la incorporación de nuevos miembros. V, cuarto, la profundiza– ción de los esquemas regionales procura hacers~ compatible con la liberaliza– ción del comercio global, evitando el surgimiento de nuevas barreras respecto de los bienes y servicios importados desde fuera de la región. Este último punto es quizás el más decisivo del regionalismo abierto, pero es a la vez el más difícil de cumplir, toda vez que por definición un acuerdo comerCial de carácter preferen– cial tiende a discriminar respecto de terceros países. Es justamente esta contradic– ción la que ha llevado a importantes expertos y medios de opinión internacional a expresar sus reservas frente a la proliferación de acuerdos comerciales que se observa en todo el mundo y que, en su opinión, puede representar una amenaza respecto de la liberalización global 13 • Si bien esta reserva es muy legítima, no debe perderse de vista que los acuerdos comerciales regionales y subregionales pueden ser considerados como una solución intermedia en el difícil camino ha– cia la liberalizaci6n comercial, que por el momento todavía se ve como muy distante. Incluso, la confusión generada por la introducción de tantos instrumen– tos regionales y parciales de liberalización comercial puede ser un buen estímulo para una ronda de negociaciones globales. Contrariamente a lo que suele afirmarse en América latina, el regionalismo abierto no es un concepto que se haya originado en la región, sino que procede de los mecanismos de cooperación del Asia-Pacífico. Incluso las versiones lati– noamericanas de este concepto, interpretadas sobre todo por la CEPAl 14 , no coin– ciden plenamente con las versiones asiáticas, en la medida en que no postulan la extensión casi automática de las preferencias negociadas en el seno de los acuer– dos regionales. Sea como fuere, la p~áctica actual del regionalismo latinoameri– cano empieza a exhibir algunas similitudes con el caso asiático, donde también se observa una cierta fluidez y flexibilidad en los diversos acuerdos. la compara– ción no parece tan desfavorable, si se toma en cuenta que en Asia se ha produci– do una regionalización muy considerable. Incluso, no deja de ser significativo que en las últimas décadas la regionalización económica, medida en porcentajes del intercambio comercial y de flujos de inversión, haya sido mayor en Asia que en Europa o Norteamérica. Irónicamente, esta situación se ha producido prescin– diendo de la firma de acuerdos formales de integración y sin la adopción de una verdadera institucionalidad de la integración. El regionalismo abierto presenta también la ventaja de permitir e! estrecha-

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=