América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996
219 Históricamente, la integración latinoamericana ha incluido esfuerzos tanto regionales como subregionales. Los primeros acuerdos tuvieron un alcance su– bregional, pero en 1960 se adoptó un enfoque regional, debido a la convicción de que podía fortalecer la posición internacional de los países participantes. En la práctica, sin embargo, los enfoques subregionales conservaron su vigencia y han aumentado en importancia durante los últimos años, en parte porque parecen más viables, homogéneos y cohesionados. Es así como se observa en los años 90 una renovación de los acuerdos subregionales en toda América Latina. Las nue– vas iniciativas están asociadas estrechamente a las políticas de reforma estructu– ral y de apertura al comercio y las inversiones internacionales, apuntando a la creación de zonas de libre comercio y mercados comunes en plazos reducidos, y a la introducción de mecanismos de coordinación económica. Estas medidas han sido adoptadas por esquemas tradicionales como el Pacto Andino y el Mercado Común Centroamericano y por iniciativas nuevas como Mercosur. El Mercosur, esquema de integración que comprende a las dos economías más grandes de Sudamérica y al sistema de comercio intrarregional más significativo de toda América Latina, provee el ejemplo más destacado de la opción subregional. Sus cuatro miembros plenos ya han alcanzado objetivos muy ambiciosos: un mer– cado común, que ha implicado la supresión de la mayoría de las barreras al comer– cio de bienes y ciertos servicios; el establecimiento de una tarifa externa común, como parte de una política comercial común, y el desarrollo de políticas comunes en un número creciente de áreas. A largo plazo, está el proyecto de establecer una unión económica y monetaria y lograr la armonización de políticas económicas. El proceso va más allá de los asuntos puramente comerciales. A partir de los años 80, Argentina y Brasil han adoptado una serie de acuerdos de cooperación bilateral en áreas tan sensibles como el desarrollo nuclear, los intercambios militares, la indus– tria bélica, transporte y telecomunicaciones, etc. Los países del Mercosur han adop– tado un enfoque pragmático y flexible hacia la integración subregional S , conside– rándolo como un proceso abierto. Es así como el Mercosur no dispone de una institucionalidad avanzada y ha evitado sistemáticamente cualquier atisbo 'de su– pranacional idad en su estructura. Muchos observadores consi deran, con razón, que existe una cierta tensión entre este enfoque y los objetivos extremadamente ambi– ciosos que pretende alcanzar este grupo en plazos inusualmente cortos. Después de todo, los países miembros del Mercosur se han propuesto establecer un mercado común pleno dentro de un plazo mucho más reducido que la UE y en un marco I
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