América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996
197 más competitivo e interdependiente sino por medio de su propio esfuerzo y crea– tividad, constituye el acicate principal para iniciar este proceso. Centroamérica ha buscado apoyo político y respaldo para su alianza y los objetivos que ésta contempla. En este sentido, un primer apoyo muy significativo se expresó en la declaración conjunta entreCentroamérica y Estados Unidos, suscrita en el marco de la Cumbre de Miami, en diciembre de 1994. En ella el gobierno estadounidense expresó su complacencia y aceptó la invitación para convertirse en el primer socio extrarregional de la iniciativa. Para concretarla, estableció un amplio plan de acción que define las responsabilidades de ambos lados. Entre otros aspectos considera la promoción del uso limpio y eficiente de la energía, identificación, preservación y uso sostenible de la incomparable bio– diversidad de la región y fortalecimiento de los marcos legales e institucionales, mecanismos de cumplimiento y mejoramiento y armonización de las normas de protección medioambientales. Las partes acordaron reunirse por lo menos una vez al año para evaluar los avances, darle seguimiento a la iniciativa y considerar nuevas áreas de intereses comunes. CENTROAMÉRICA: UNA AGENDA PARA EL FIN DE SIGL07 En agosto de 1994, los presidentes centroamericanos acordaron en Guácimo, Costa Rica, darle un nuevo rumbo al proceso de concertación regional a través del desarrollo sostenible. El conjunto de declaraciones y compromisos suscritos durante el segundo se– mestre de 1994 revela un proceso de creciente madurez en la región. También evidencia el interés de los países del istmo (incluidos Belice y Panamá) de cons– truir un verdadero "proyecto» centroamericano que, aun limitado por la enorme diversidad del área, permita ampliar los márgenes de maniobra de los países, hoy muy constreñidos ante la globalización y la conformación de grandes bloques económicos continentales. Al respecto, cabe mencionar la decisión de Centroamérica de participar unida y con "una sola voz» en la Cumbre Hemisférica de Miami y la importante suscrip– ción, en esa oportunidad, de la CONCA-USA. La decisión del gobierno norte– americano de convertirse en el primer socio extrarregional de la Alides y el acuer– do en principio de México y Canadá de suscribir declaraciones similares en el
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