América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996
189 en los que no ha sido posible un cambio de tendencias acorde con los nuevos tiempos2. El nuevo contexto global genera pocos espacios de inserción. las oportunida– des para los países centroamericanos se expresan en su propia capacidad para reforzar la viabilidad regional y nacional. Su logro se busca por medio de acuer– dos comerciales y de integración, sobre la base del concepto del regionalismo abierto desarrollado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAl). los procesos de integración generan una mayor eficiencia y producen demandas de modernización institucional, que se expresan en los más amplios espacios, incluido el de la política exterior. En este artículo se repasan los principales hitos de la política internacional de los países centroamericanos, principalmente las iniciativas regionales en los ám– bitos político, económico y de seguridad, en el período comprendido entre las cumbres presidenciales de Puntarenas (1991) Y San Salvador 11 (1995). LA TRIPLE TRANSICiÓN Desde la promulgación del Plan de Paz de Esquipulas \\, en agosto de 1987, Centroamérica ha experimentado, desde un punto de vista político, tres etapas bien definidas. Éstas corresponden a un mismo proceso histórico, cuyo marco de referencia, desde sus inicios, estuvo conformado por la tríada paz, democracia y desarrollo. la perspectiva de casi una década, desde la firma del Procedimiento para Establecer la Paz Firme y Duradera en Centroamérica, permite afirmar que dicho proceso ha evolucionado de manera positiva. En particular, la creciente estabil idad y legitimidad de los sistemas poi íticos han posibil itado la formulación de entendimientos regionales cuya principal característica, la voluntad democrá– tica de los gobiernos centroamericanos, no tiene precedentes en la historia del istmo. De la guerra a la paz (agosto de 1 987-enero de 1992) Terminar con la guerra en sus dos escenarios más álgidos -Nicaragua y El Salvador- fue la prioridad de los presidentes que firmaron el plan de paz y de sus sucesores. Esta urgencia derivó, al menos, de cuatro razones principales: -El alto costo humano del conflicto. -Su oneroso impacto en las economías nacionales y en la región en su conjunto.
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