América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996
164 Fuera del Mercosur (aunque cada vez más cerca del mismo), Chile ha ocupa– do el segundo lugar de importancia para la política exterior argentina en el ámbi– to subregional. Al igual que en el caso de Brasil, las relaciones bilaterales han experimentado una serie de cambios cualitativos que parecen dejar definitiva– mente atrás los recelos y rivalidades del pasado. Argentina y Chile han solucionado 2J de los 24 conflictos limítrofes que te– nían pendientes en la década de los ochenta. El penúltimo de ellos fue por la Laguna del Desierto, un área precordillerana de 532 kilómetros cuadrados some– tida a arbitraje por una decisión que los presidentes Menem y Aylwin tomaron en 1991. El fallo inicial del tribunal arbitral (integrado por juristas de Argentina, Chi– le, El Salvador, Colombia y Venezuela) fue emitido el 21 de octubre de 1994 Y concedió a Argentina la soberanía sobre la totalidad de la zona en disputa. En enero de 1995, el gobierno chileno presentó recursos de revisión y de interpreta– ción sobre este fallo que fueron rechazados por el mismo tribunal el 13 de octu– bre de 1995 17 • Tras la solución definitiva del caso favorable a Argentina, sólo queda pendiente el diferendo fronterizo de los llamados Hielos Continentales. En este caso, los dos gobiernos firmaron en 199 un Tratado de Límites que ha recibi– do algunas objeciones sobre el trazado de la línea de frontera por parte de parla– mentarios de ambos países. No obstante ello, los gobiernos de Argentina y Chile han realizado gestiones con las fuerzas de la oposición para obtener la ratifica– ción del Tratado por parte de los Congresos. De no alcanzarse el acuerdo necesa– rio, el diferendo deberá ser sometido a arbitraje. En el campo económico, los dos países han logrado también avances no– tables. Chile se ha convertido en un mercado importante para las exporta– ciones argentinas que de un total de 591,9 millones de dólares en 1993 ascendieron a 998,8 y 1.471,7 millones en 1994 y 1995, respectivamente 18 • A su vez, Argentina pasó a ser un destino significativo para las inversiones directas chilenas. Con alrededor de 5.000 millones de dólares atraídos por la apertura económica y las privatizaciones de los últimos cinco años, Chile se ha transformado en el principal inversor latinoamericano en Argentina. Muchas de estas inversior)es se hicieron en sectores anteriormente conside– rados de «seguridad nacional», tales como el de la energía eléctrica 19 o la minería en las zonas fronterizas cordilleranas, situación que muestra a las claras el incremento de la confianza mutua 20 • Finalmente, Chile dio una se– rie de pasos importantes para acercarse al Mercosur en dirección a la forma-
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