América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996

162 de grupos juveniles en la Franja de Gaza); Armenia (reposición de servicios daña– dos por acciones de guerra); Angola (reinserción en la vida civil de quienes parti– ciparon en los conflictos de ese país); Guinea Ecuatorial (asistencia educativa); y Jamaica (relevamiento del equipo hospitalario, formulación de un programa pre– ventivo y desarrollo de un plan de entrenamiento para técnicos locales). LAS RELACIONES CON AMÉRICA LATINA: EL ÉNFASIS EN MERCOSUR y CHILE Fiel al esquema de las relaciones preferentes, el gobierno de Menem ha cir– cunscripto el ámbito de acción regional y prOcurado concreciones específicas. En palabras de Di Tella: «No nos interesa toda la región por igual. Nos interesan enormemente nuestros países vecinos... Cuanto más lejos están de nuestra fronte– ra nos interesan menos porque tenemos menos relaciones»I~. En este marco geográficamente acotado, el Mercosur se ha ido constituyendo en el pilar fundamental de la política exterior. Para la Cancillería argentina este proceso de integración subregional (consolidado en el Protocolo de Ouro Preto e iniciado formalmente a partir del 1° de enero de 1995) es el último hito clave de una etapa de la historia reciente del país signada por otros cuatro hechos funda– mentales: la recuperación de la democracia (1983), el acercamiento con Brasil (1985), el estrechamiento de las relaciones con Estados Unidos (1989) y la estabi– lización económica (1990). La ubicación del Mercosur en este lugar de privilegio en el orden de priori– dades de la política exterior, no ha sido algo automático. Por el contrario, se llegó a este punto luego de un amplio debate interno que atravesó verticalmen– te tanto al gobierno como a la oposición sobre la alternativa «NAFTNlntegra– ción subregional ». Este debate, que aparecía en su momento inagotable, se re~ solvió desde afuera y prácticamente de un plumazo como consecuencia de la crisis económica mexicana, que mostró, entre otras cosas, los límites (y obstá– culos) de la opción pro-I\JAFTA. Al mismo tiempo, fortaleció la posición de quienes consideraban prioritaria la alternativa «integración subregional», dan– do lugar a la formación de un alto nivel de consenso respecto de las ventajas del Mercosur, que pasó a ser visualizado como el instrumento más idóneo (o en último caso, el más a mano) para: a) mejorar las condiciones de inserción exter– na del país, no sólo comercial sino también productiva, en una economía inter-

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