América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996

151 randa un orden de seguridad hemisférico para enfrentar los desafíos que surjan de la internacionalizaci6n del hemisferio y garantizando, al mismo tiempo, su estabilidad. POLíTICAS ECONÓMICAS COINCIDENTES El tercer tema de la agenda compete más propiamente al ámbito regional. Se trata de las coincidencias experimentadas en las políticas económicas de los paí– ses de la región. En su gran mayoría, los distintos gobiernos latinoamericanos están implementando el modelo de mercado. Esta real idad los ha hecho coinci– dir, en un primer momento, en la apl icación de severos programas de ajuste, con fuertes shocks de oferta y, en una segunda instancia, en la privatizaci6n generali– zada de las economías, reduciéndose el Estado a un papel fundamentalmente subsidiario. Luego, los esfuerzos se han centrado en la armonización de las prin– cipales variables agregadas que permiten un crecimiento económico importante y con severas políticas de estabilizaci6n de precios. En esta última fase, y tras un control relativo de las variables macroeconómicas, la labor ha consistido en in– sertar las economías regionales al esquema de comercio internacional, enfatizán– dose el desarrollo de un sector exportador gravitante. Junto a políticas económi– cas fundadas en el paradigma neoliberal, los países del área han coincidido en las estrategias de desarrollo que están aplicando. Al considerar la interdependencia de los modelos económicos y políticos, sur– ge la complementación entre la economía de mercado y la democracia política. Las diferencias entre los países de la región responderán, en este sentido, a las ventajas comparativas, disponibil idad tecnológica, características y fortalezas de cada uno, ya sus respectivos sistemas políticos. La convergencia de Latinoamérica con Estados Unidos es evidente. No sólo ha facilitado la definición de enfoques y criterios compartidos, sino que existe un creciente interés por estrechar y establecer relaciones más cooperativas y prag– máticas con el país del norte. La coincidencia de intereses conduce a una mayor cooperación e integración. En esta perspectiva, Gutiérrez y Wilhelmy señalan que la concepción latinoame– ricana de la cooperación se encuentra ahora en una segunda etapa «que recién empieza a perfilarse con nitidez en 1989 [que se traduce en que] las decisiones en el sistema subregional están cada vez más subordinadas al Poder Ejecutivo de

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=