América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996

113 En el caso de Angola, vale mencionar la actuación de Brasil en pro de la pacificación nacional. Apoyó, incluso, la advertencia que hizo el Consejo de Se– guridad de Naciones Unidas (julio de 1993) al líder de la UNITA, en el sentido de que se le aplicaría un embargo si no abandonaba la acción militar y no respetaba el resultado de las elecciones de septiembre de 1992. A propósito, cupo a un oficial brasileño el primer comando militar de la Unavem (United Nation Verifi– cation Mission) en Angola; esto también ocurrió en Mozambique, cuando Brasil designó un oficial general del Ejército para comandar el contingente de Naciones Unidas encargado de supervisar el proceso de pacificación. Otra iniciativa importante en el proceso de revitalización de la política africa– na de Brasil fue la propuesta para crear la llamada Comunidad de los Pueblos de Lengua Portuguesa (marzo de 1993). Definida por su naturaleza histórico-cultu– ral, ésta pretende una mayor coordinación entre sus miembros en el manejo de temas de poi ítica internacional. PERSPECTIVAS El fin del gobierno de Itamar FranCo coincide con el agotamiento de un patrón de actuación del país en el sistema internacional. De la misma manera en que a través del análisis comparativo entre el período Collor de Mello y el de Itamar Franco se verifica, en la mayoría de los casos, un patrón de continuidad, pero también de ajustes en la política exterior, las previsiones para el actual gobierno de Fernando Henrique Cardoso son de que, tal vez, se está caminando en la misma dirección. En el plano de las relaciones con Estados Unidos, por ejemplo, existen expec– tativas respecto a que Cardoso propiciará condiciones más favorables para la ela– boración de una agenda positiva. Sin embargo, éstas deberán estar más compro– metidas con las expectativas norteamericanas en el terreno económico-comercial que en el de la política internacional, en el cualltamaraty procurará mantener las premisas orientadoras que vienen guiando su actuación en los últimos años. Concluida la fase de «desdramatización", cuando finalmente parece que Bra– sil y Estados Unidos aceptaron el derecho a disentir, el gobierno de Cardoso pre– tende inaugurar la etapa de la gestión de los «conflictos modernos", pretendien– do una relación con un perfil semejante al que Estados Unidos mantiene con países como Japón y Francia.

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