América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996
105 vigilancia de la Amazonia (Silvan), con vistas a reprimir la práctica de actos ilícitos en la región, como el tráfico de drogas y el contrabando de riquezas minerales, así como a incentivar el control ambiental y d,e las áreas indígenas a través del monito– reo del uso de las tierras y de las aguas; ya asegurar un poblamiento ordenado del área a partir de un proyecto de desarrollo sustentable para la región. Como parte de esta ofensiva diplomática, el gobierno brasileño dedicó espe– cial atención al debate de Naciones Unidas para ampliar y democratizar los pro– cesos de decisión multilaterales. El proyecto para ampliar el Consejo de Seguri– dad y democratizar sus procedimientos se percibió como crucial para aumentar la legitimidad y, por lo tanto, otorgar mayor eficacia a este órgano, asegurándole así su adecuación a la nueva realidad internacional. Fue en este cuadro que el gobierno brasileño inició su campaña como candi– dato natural de América Latina a un lugar permanente en el Consejo, preparándo– se para defender una antigua pretensión a partir del 50 aniversario de Naciones Unidas en 1995. Cabe mencionar la participación brasileña en tres operaciones de paz de Nacio– nes Unidas: dos en América Central (ONUCA y Onusal) y una en África del Sur (Unaven), cuyo significado traspasó la dimensión de la solidaridad y se sumó al intento brasileño de reforzar su peso en iniciativas de seguridad colectivas conver– gentes con premisas de política exterior del país. En términos comparativos, esta participación fue (y es) considerablemente menos significativa que la desarrollada por Argentina, que adoptó una política mucho menos selectiva, convirtiéndose en el principal aliado latinoamericano de Estados Unidos en este tipo de acciones. En la Organización de los Estados Americanos (OEA), la diplomacia brasileña mantuvo una línea de actuación que simultáneamente fortaleciera la democracia en la región, protegiera a los Estados miembros contra intentos unilaterales de intervención e injerencia en sus asuntos domésticos y asegurara la solución pací– fica de las controversias. Fueron ejemplos en este sentido, la insistencia para rein– tegrar a Cuba a la comunidad interamericana y los esfuerzos por garantizar una solución negociada a la crisis de Haití. En el ámbito comercial, y específicamente en la Ronda Uruguay del GATT, el gobierno de ltamar Franco siguió la estrategia de su antecesor. Endosó el cambio de la postura brasileña, implementada a partir del gobierno de Collar de Mello, en el sentido de flexibilizar su posición a la inclusión de nuevos temas, convir– tiéndose en un fervoroso defensor de la institucionalización de un régimen de
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