Bioética: el diálogo moral en las ciencias de la vida

Es evidente, como hemos señalado, que el diálogo di– ferirá según la circunstancia. El correcto discernimiento se fundamenta, en realidad, en una justa apreciación del con– texto institucional, profesional e individual. De hecho, surge un diálogo útil solamente cuando la cultura es tomada en serio, esto es, los usos y prácticas que la experiencia ha moldeado. En todos los procedimientos existe una fase de recopi– lación de datos, los hechos o los antecedentes que permiten formular el problema. Esto suele ser seguido por una elec– ción del marco de referencia (podría casi decirse, "el regis– tro") en el cual se expresará la problemática moral. Una adecuada selección de los valores o temáticas relevantes, como asimismo su prudente aplicación a las circunstan– cias, caracterizan al bioeticista. No obstante, es menester señalar que si bien la casuística es un método ennoblecido por la tradición y aunque todos los casos son en realidad únicos e irrepetibles, formular un caso en forma neutral es puntomenos que imposible. Ya la relación de los "hechos" es una selección efectuada por alguien con algún fin. El planteamiento del dilema y la proposición de soluciones deben verse como tareas de mediación y no como dictámenes 3 • 3 Diversos autores han presentado esquemas de trabajo. Entre los intuitivamente más acertados pueden mencionarse los de Thomasma. Siegler, Drane y Sass. Revisiones en Gracia (1991) y Drane (1994). Debe observarse que la mayoría de las veces el trabajo de un comité de ética dependerá del tipo de personas que 10 componen y de sus preferencias argumentativas, de modo que un esquematismo en esta materia, si bien auxilia al estudioso individual, no siempre es apropiado en el trabajo grupal. Es útil tener esquemas a la vista por la posibilidad de usarlos como "listas" de exigencias (checklists) que aseguran completitud del análisis y comparabilidad entre casos. 78

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