Bioética: el diálogo moral en las ciencias de la vida

humana, el sentimiento, la voluntad y la razón. La demen– cia, como decaimiento global de las capacidades intelec– tuales, destruye precisamente aquello que parece consti– tuir la nobleza de lo humano --el raciocinio- y degrada a quienes padecen a la total dependencia de otros. Las adicciones químicas y sociales parecen privar del albedrío. a quienes son sus víctimas. Los trastornos del ánimo enaje– nan a quienes los padecen de sus metas y propósitos vita– les y les convierten en esclavos de una alterada constela– ción de ciclos sociales y vitales. En la mayoría de estas condiciones las personas se vuelven incapaces de cumplir sus metas biográficas a pe– sar de ellas mismas y sin quererlo así. Tentación grande es la sujeción a las decisiones de otros y el consiguiente empobrecimiento de la calidad de ser humano que ella impone. Típicamente, un dilema se refiere a la legitimi– dad de privar a alguien de su libertad en forma no vo– luntaria, internándole en un hospital para proteger a otros o para protegerle de sí mismo. Otro tiene que ver con la posibilidad de ensayar nuevos medicamentos o técnicas curativas en personas cuyo consentimiento nunca será verdaderamente voluntario y, mucho menos, informado. En tales casos, se recurre a las figuras del "mejor interés" (del afectado, se entiende) y del "juicio substituto". Según este principio, una persona que se supone representa al individuo afectado toma las decisiones que éste hubiera tomado de estar en condiciones de hacerlo. Según el pri– mero, alguien "que sabe" (usualmente el profesional) señala cuál es la acción que mejor preserva los intereses del afectado. Ambas figuras discursivas se aplican tam– bién en otras formas de impedimento o discapacidad, como las derivadas de la inconsciencia, la muerte apa- 71

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