Bioética: el diálogo moral en las ciencias de la vida

de la contemporaneidad parece haber sido desligar el sexo de la reproducción y vindicar el placer erótico en una au– tonomía que consagran viejas tradiciones. Precisamente allí radica una de las causas de controversia y debate. Para cierto tipo de creyentes, el sexo es un atributo humano con un sentido en la perpetuación de la especie bajo el signo de la unidad familiar, representada por progenitores de distinto sexo que se dan mutuo placer con el solo fin de propagar su estirpe. De allí que cualquiera intervención deliberada sobre el proceso reproductivo, por no natural, deba ser condenada. Igualmente, en el caso de parejas infértiles, la ayuda científica debiera confinarse a aquello expresamente aprobado por el magisterio religioso. Ciertamente, el gran tema de la reproducción es el tema de la continuidad de la vida. El momento cuando se em– pieza realmente a ser un individuo humano pareciera ser materia técnica y sin embargo no es una pregunta respondible sólo con argumentos técnicos. Es más. Los ar– gumentos llamados técnicos tienden a ser petrificados en dogmas o cumplir la función de apoyar doctrinas. El cam– po bioético es transdisciplinar precisamente por acopiar argumentaciones e ideas de muchas disciplinas y fundir– las en una síntesis no sólo conceptual sino también prácti– ca. Pues se trata de lo que las personas hacen, no solamen– te de lo que las personas piensan. El tema de la salud reproductiva tiene relaciones, ade– más, con los "derechos" de individuos humanos aún no nacidos. Cuando se discute sobre el aborto, es importan– te señalar que la vida que se troncha contiene potenciali– dades cuyo desarrollo y perfección bien pudieran ser un derecho. Sólo que el sujeto de tal derecho no está con nosotros para defenderlo. Es un caso de lo que podría- 62

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