Bioética: el diálogo moral en las ciencias de la vida
a éstas, por así decir, manifestarse en su factibilidad, su racionalidad o su legitimidad. ASÍ, podrían agregarse a la lista precedente principios tales como el de sacralidad de la vida humana, que obliga a respetarla donde y como quiera que se la identifique, el de dignidad, que retiene el carácter de mérito aun para el ser humano indigente o desclasado, el de permiso, que permite hacer con alguien sólo lo que él o ella expresamente autorice, entre muchos otros. El mérito de los cuatro principios de la bioética esta– dounidense, debe reiterarse, radica en la simplificación que otorgan al proceso de discernimiento bioético, convirtién– dolo en procedimiento. De la acción y para la acción han derivado las normas que estos principios a la vez corpo– rizan y anticipan. En su aparente precisión ayudan a for– mular los problemas, diseñar estrategias de resolución y permitir el ordenado debate en cuanto a las discrepancias. Son medios para el diálogo, no fines para la teorización. Su "producto" más visible sería el consenso frente a cier– tas decisiones que involucran a las personas en relación con las transiciones entre la vida y la muerte, la distribu– ción de los beneficios derivados de la ciencia y la medici– na y la relación con el ambiente humano y animado en general. Otro principio que ilustra la diversidad de la reflexión es el llamado por Peter Singer "principio de igualdad de intereses". Tratando el tema de la igualdad, observa este autor que no hay fundamento lógico o racional para afir– mar que los seres humanos son iguales. Existen desigual– dades étnicas, de género, de talento. La diversidad, sin embargo, no impide reconocer que hay ciertos intereses inherentes al hecho de ser persona moral, como el de de– sarrollar los propios talentos, acceder a la felicidad y evi- 59
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