Bioética: el diálogo moral en las ciencias de la vida
Las profesiones contemporáneas, en tanto institucio– nes que responden a necesidades y demandas sociales, no solamente manejan informaciones. Ante todo, manejan una forma particular de articular informaciones que llamamos conocimiento. Como hemos indicado más arriba, es infor– mación organizada en vistas de algún interés que, en el caso de las profesiones de ayuda, es práctico, se traduce en un hacer. Se dice que las profesiones tienen acceso a un "saber-hacer", esto es una praxis, un modo de acción cua– lificado por un agente responsable e informado por una teoría. Así, este saber-hacer es más que pura contempla– ción y está alejado de un ciego empirismo. Es una acción fundada en concepciones amplias, respaldada por una teo– ría, incuestionablemente apreciada por la sociedad, que está dispuesta a premiar su ejercicio correcto con dinero, prestigio o poder. Difícil resulta mantener el poder o la autoridad profe– sional en tiempos en que la rápida conversión de algunos datos en noticias los hace de público dominio antes de co– nocerse sus alcances e implicaciones. Piénsese solamente en las discusiones sobre la clonación o sobre la muerte ce– rebral, que pronto alcanzaron titulares de periódicos y "análisis" periodísticos, o en los problemas que trae co– municar apresuradamente un nuevo avance terapéutico a la prensa. El factor "información pública" debe ser tenido en cuenta al momento de organizar un comité de delibe– raciones éticas, que no es un tribunal para enjuiciar prácti– cas ni un órgano de defensa de desamparados sino un si– tio de encuentro de racionalidades, sensibilidades y proyectos vitales. No obstante, es menester recordar que la heterogeneidad de la sociedad mayor no se elimina con ello y que es necesario diseñar no solamente modos de 45
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